miércoles, 23 de septiembre de 2015

RIDÍCULOS



Ridículos, no porque todos lo sean, aunque algunos se esfuercen en lograrlo, sino porque lo hacen y, en algunos casos, más de  una vez al día. Por ejemplo el candidato del PSC, Miquel Iceta, que de ser un hombre serio y valiente que, por ejemplo, fue el primer político español de relevancia en "salir del armario" y que ahora parece conformarse con convertirse en mascota televisiva, permitiendo que , a cambio de un plato de lentejas de la popularidad, el mensaje de su partido se diluya en cuatro pasos de baile que a la mayoría le hacen gracia, pero que esconden las propuestas que respecto a Cataluña y los catalanes hace su partido, al dedicar gran parte del tiempo de sus entrevistas las explicaciones sobre "su baile".
Pero el de Iceta no es el único caso. No le va a la zaga, por ejemplo el "gag" que alguien le escribió a Artur Mas, sobre los hombres blancos y la reserva comanche -más sentido habría tenido escribirlo sobre la aldea gala de Asterix y los romanos- un gag interpretado, por cierto, con la poca o ninguna gracia que caracteriza al agazapado president de la Generalitat y que sólo ha servido para que casi todos sus rivales hayan intentado con tan poco éxito como él mismo sacar partido del bodrio.
Entre ellos, el más que pagado de sí mismo Pablo Iglesias, transmutado en "Coleta Morada", que, sin el menor sentido de la realidad y el ridículo, se arrancó con un largo y tedioso sketch, más digno de una sala de fiestas de tercera que de un mitin, que sin duda hubiese merecido una buena cosecha de tomates y silbidos en el "club de la comedia" en el que, al parecer, creía estar. Y es que da vergüenza ajena verle una y otra vez en los telediarios tratando de ser gracioso y canturreando como una puerta mal engrasada, al tiempo que como un dominico de la vieja escuela o el regidor de cualquier plató de televisión indica con señas al auditorio cuando deben aplaudir, callar o cantar los estribillos. Y lo siento, porque, cuando le veo en éstas, y lo siento, no me cabe duda de que algo no funciona en la dirección de Podemos, porque, si no, alguien debería recomendar a Iglesias que deje de interpretar el papel de payaso listo, porque éste nunca le cae bien al público.
Pero, si hablamos de ridículos, no podemos dejar de hacerlo de "nuestro" presidente, Mariano Rajoy, que ayer debió pasar mala noche, porque se levantó demasiado espeso como para someterse a una entrevista que nunca debió haber aceptado, porque Carlos Alsina, el entrevistador, demostró no estar en absoluto domesticado ni, mucho menos, impresionado por el escenario, la sala de prensa del Palacio de la Moncloa, que, al presidente, a juzgar por el temblequeo de sus piernas, debió parecerle la sala de los tormentos.
Rajoy dejó claro lo que todos sospechábamos; que no conoce la Constitución que tanto dice defender, porque no supo que responder y cambió de tema malhumorado, cuando Alsina le recordó que, pese a lo que viene advirtiendo en mítines y entrevistas -el asunto lo había sacado el mismo Rajoy- quienes han nacido en España conservan su nacionalidad y, con ella, la ciudadanía europea, vivan donde vivan, mientras no renuncien a ella. La cara de Rajoy fue todo un poema y le faltó decir que no tenía "ni puta idea" pero que, como acostumbra, haría lo posible para cambiarla.
Por si fuera poco, al pobre de Rajoy o a su jefe de campaña, que, como dejó claro en la entrevista, manda más que él, se le ocurrió darse un baño de multitudes en Reus, un baño de multitudes que hubo de abortar, quizá porque olvidó que Reus, además de capital del vermut, ha sido siempre un bastión nacionalista y que eran los mossos d' esquadra los encargados del orden en las calles de Reus ¡Menudo ridículo! Mucho me temo que, después de esto, el presidente se auto abducirá de nuevo por su plasma y colgará a Moragas, su jefe de campaña, del palo mayor. 
En fin, es una lástima que las elecciones sean algo tan serio como para determinar nuestro futuro, porque, de no ser así y viendo a unos y otros ponerse en ridículo como lo hacen, sería para partirse dela risa. Pero son elecciones y su ridículo me produce rabia y vergüenza ajena


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1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Realmente lamentable....


Saludos