Escuchando la radio, nunca podré dejar ese vicio, me entero
de que Raimon, el cantante valenciano que en los sesenta y junto a otros jóvenes
cantautores catalanes, vascos, gallegos y castellanos alzó su voz contra la
dictadura que asfixiaba a toda España, está siendo objeto de recelos, cuando no
de abierta hostilidad por haber dicho ante los micrófonos de Catalunya Radio
algo tan sensato como esto "Yo no soy independentista. Está claro que
lo que ha habido hasta ahora no ha funcionado, pero puede haber otras formas de
estructurarse como país. Lo que es importante es hacer uso de las libertades
posibles y poder votar, respetando a las minorías". Tal parece que hay
quien no está dispuesto a conceder libertad de pensamiento y de expresión a
quien, al igual que otros muchos, luchó por conseguir que la hubiera para
todos.
Por mi trabajo, tuve en varias ocasiones la oportunidad de charlar
con el cantante valenciano frente al micrófono y sin él y os aseguro que es un
ser afable, tranquilo y reflexivo, enamorado de la música y la poesía y, cómo
no, de la libertad y de la gente. Por eso me parece especialmente injusto que
se haga el vacío o se ponga en duda su derecho a decir lo que piensa.
Curiosamente, a Raimon no le fue mejor con las libertades y
la autonomía en Cataluña. Siempre existió un cierto recelo y, quien durante la
dictadura fue un referente en la defensa de las libertades, apenas apareció en
la televisión catalana. El mundo de la cultura catalana tampoco se dio prisa en
reconocer el valor de su poesía y no fue hasta el pasado mes de marzo cuando la
oficiosa Omnium Cultural le otorgó el Premi d'Honor de les lletres catalanes,
casi medio siglo después de aquellos duros comienzos en que se cantar en
catalán o en valenciano algo más que folclore suponía un serio riesgo.
Como muchos otros españoles, aprendí mis primeras
palabras en catalán o en valenciano, apenas hay más que una diferente
pronunciación, esforzándome en comprender los textos de lo que ·de aquella
manera" cantaba Raimon, Como muchos otros españoles, aprendí de memoria
algunas estrofas de aquellas canciones, "Al vent", "Jo vinc d'un
silenci", "El País Basc" o ese "Diguem no" que he
tomado prestado para titular esta entrada. También he disfrutado y disfruto de
la evolución de su voz, su música y su filosofía, expresada en sus últimos
trabajos y, especialmente, en ese "Soliloqui solipsista". Y detrás de
todas ellas, las de entonces y las de ahora, siempre he me encontrado con un
hombre que buscaba la libertad, la paz y la belleza.
Por eso me duele enterarme hoy de que, quizá, los conciertos
que ofrecerá estos días en el Palau de la Música, escenario totémico de la canción
en catalán, van a ser víctimas de un cierto resquemor hacia quien se ha
limitado a dar su opinión sobre un proceso que no considera la única
alternativa para canalizar los sin duda insatisfechos deseos de
plena realización de los catalanes. Me duele tanto que si estuviese
en esa ciudad que tanto amo no faltaría, no lo dudéis, a la cita en el
Palau, para arroparle.
Si me permitís una última reflexión, creo que a Raimon nunca
se le ha perdonado la independencia personal de la que siempre ha hecho
bandera, también que su origen valenciano y su amor por su tierra, cantado una
y mil veces, ha despertado recelos suficientes como para no considerarle un
"pata negra" del catalanismo.
Es muy injusto que ocurra esto, porque la libertad si no es
para todos, no es libertad, es otra cosa.
Sería deseable que el amor a una tierra, una lengua o una
bandera no nos cegase. Y sería bueno también que no se construyese la libertad
de unos sobre el silencio de otros. Por todo eso, ahora y siempre, diguem no.
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1 comentario:
Excelente reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo.
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