Les ha costado, pero lo han logrado.
El Partido Popular, tan acostumbrado a rentabilizar el
victimismo, ha tardado pero ya está en la vía de rentabilizar mediáticamente
contra alguien el asesinato de la presidenta de la Diputación de León. Les ha
costado, porque ninguna de las circunstancias que lo rodean se ajusta al modelo
que tan trabajado tenían.
No estamos ante un asesinato con motivaciones políticas, los
sospechosos detenidos están en el entorno de la víctima, puesto que pertenecían
también al PP y, ni siquiera, como pretenden algunos, tiene que ver con la
situación social del país, salvo porque hay un despido de por medio.
Pero, como dios ayuda a los malos cuando son más que los
buenos, ha salido algún que otro descerebrado para dar al ministro de la porra
la coartada que precisaba para llevar el crimen al terreno en que les resulta
aprovechable y, de paso, proseguir con su política de recortes que, ya que no
se dirigen a las fuerzas de orden público, tan necesaria para defender lo
indefendible, van encaminados todos a recortar los derechos de los ciudadanos, materializada
en las últimas horas en la persecución de quienes desbarran en las redes
sociales, insultando a la víctima e, incluso, justificando lo sucedido.
Me pregunto el porqué del interés del ministro en rastrear
la red a la búsqueda de estos cibergamberros o, cuando menos, ciberbocazas. Me
lo pregunto y la única respuesta que se me ocurre es la de que alguna de las
agencias de inteligencia norteamericanas hayan vendido "de segunda
mano" uno de esos sofisticados softwares que rastrean la redo
"oliendo" palabras clave hasta dar con los twits o los comentarios en
FB buscados. Algo así como lo que pasó en otros tiempos, los de la dictadura,
en que los viejos reactores phantom cedidos por el tío Sam volaban a todas
horas, mientras aquel viejo cascarón que fue el Dédalo, superviviente de varias
guerras, aparecía en todos los nodos, aquellos noticiarios, pura propaganda,
que se pasaban en los cines antes de pasar las películas.
Me imagino pues a policías y guardias civiles rastreando la
red y encontrando detrás de todos esos desbarres a jovenzuelos enardecidos,
funcionarios aburridos, parados sin consuelo, jubilados y alguna que otra ama,
o amo de casa, que se evaden de sus monótonas vidas asomándose al mundo armados
de un teclado. Y la verdad es que creo que poco o nada interesante para la
seguridad del país, que es de lo que deberían preocuparse, van a encontrar
lanzando sus redes de arrastre en el proceloso mar de los bits.
Haría mejor en controlar las armas o vigilando el abuso de
las drogas en el medio rural y, sobre todo, controlando a quienes cada día,
desde las tribunas del TDT Party, los púlpitos, las columnas de los periódicos
o los atriles de esos "festivos" mítines de campaña o precampaña
electoral, incendian el ambiente predisponiendo a sus fieles, que los tienen,
contra los fieles de otros.
Creo que el ministro haría mucho mejor en reforzar la
seguridad ciudadana, la de todos los ciudadanos y en perseguir delitos que,
como la corrupción, cabrean y desmoralizan a todos los ciudadanos. Haría mucho
mejor limpiando sus organigramas de policías corruptos, en lugar de cambiar una
y otra vez al responsable de la unidad encargada de investigar los oscuros
números de su partido, a la búsqueda de un primo o un cuñado que siga sus directrices
como un perrito.
Lo que hace el ministro es dar palos de ciego y matar moscas
a cañonazos, buscando más la propaganda o el efecto disuasorio de estas
operaciones ampliamente publicitadas, en lugar de librarnos de los verdaderos
delincuentes. Hay veces que me imagino al ministro, jugando con policías y
guardias civiles, como en otros tiempos jugaban los niños con soldaditos o
indios, después de volver de misa,
Sin duda, a este ministro, el cargo le viene grande.
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