Este fin de semana, mientras los irlandeses, dos de cada
tres, ponían fin a décadas de oscurantismo religioso y misógino, aprobando a la
despenalización del aborto en todas las circunstancias en las doce primeras
semanas de embarazo, en España, los militantes y simpatizantes de Podemos, los
inscritos, daban respaldo, más o menos en la misma proporción, a la
adquisición de una vivienda de precio muy por encima de la que se considera
normal, por parte de la pareja de dirigentes Pablo Iglesias e Irene Montero.
No es necesario volver a explicar, ya lo hice la semana
pasada, que la pareja tiene todo el derecho a hacer lo que crean conveniente
con su dinero y con su futuro, pero que de lo que estamos hablando es de la
coherencia exigible a quienes dicen representar, así lo creímos muchos a los
indignados de aquel esperanzador 15-M. También de la enorme hipoteca que, desde
la compra, pesa sobre el discurso de ambos y, lo que es peor, del mismo
Podemos.
Va a ser muy difícil creer a cualquiera de los dos cuando
hablen de la vivienda de alquiler social o de dar solución a la situación de
quienes, en pareja o no, jóvenes como ellos o no, se ven obligados a seguir
viviendo con sus padres o a aceptar, solos o en compañía, el trágala de pagar
esos disparados y disparatados alquileres que la falta de incentivos al ahorro
y el alquiler turístico han traído tras la crisis.
Más aun, estando como están tan acostumbrados como están
nuestros políticos, especialmente los de la derecha y quienes se dicen de
centro, a hacer puntería con sus reproche hipócritas contra quienes ni siquiera
se acercan al nivel de inmoralidad y descaro que ellos exhiben, no me extraña
que el chalé de La Navata se convierta en munición habitual y cansina contra
Iglesias y Montoro, contra Podemos y contra cualquiera que
"imprudentemente" se atreva a colocarse junto a ellos o a defender lo
que ellos defienden.
No era necesario. La compra de ese chalé ha sido un gran
error y la de consultar a las bases sobre el futuro de ambos, a cuenta de esa
decisión otro error y, para esas bases, además, una trampa. No creo quesea
necesario aclarar que yo no formo parte de "los inscritos" con
derecho a ser consultados, pero debo añadir que, de serlo, y con la que está
cayendo, con una crisis política como la que por fin se ha materializado y las
elecciones a la vuelta de la esquina, con un partido de derechas impostado en
el centro si no en el centro izquierda, que se vende y por desgracia se compra
como la gran fuerza capaz de regenerar las instituciones, hasta yo, en el caso
de poder hacerlo, hubiese dado un sí a la pareja y su chalé, para no dejar
descabezado a Podemos.
En fin, una trampa y, más que nada, un tiro en salva con el
que se han malgastado esfuerzos en un asunto que nunca debió dejar de
resolverse de manera personal como de manera personal se creó el problema, si
realmente lo hubo, que yo sí creo que lo hubo. También, una banalización del
uso de las consultas que, creo, debe reservarse, como en Irlanda, para asuntos
más serios o, en todo caso, para discutir de programas, pactos o cuestiones de
mucho más calado. Lo otro es jugar al trile y taparse las vergüenzas propias
con la buena voluntad o el temor de los demás.
1 comentario:
Bien planteado ...
Saludos
Mark de Zabaleta
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