jueves, 17 de mayo de 2018

EL RECOMENDADO


Me gustaría poder ver por un agujerito lo que está pasando en el PP. Me cuesta menos imaginar por lo que están pasando. Es evidente que el partido está hecho unos zorros, que, por su mala cabeza y su escasa honradez, se ha convertido en un pim pam pum vertiginoso, en el que los muñecos tardan menos en caer que en ser repuestos.
Pensemos que, si no hace tanto veíamos a Cristina Cifuentes como una posible candidata a suceder al mismísimo Mariano Rajoy, hoy nos partimos de la risa con sólo recordarlo. Pues bien, si alguien se permitió respirar con alivio por la verçgonzosa y chusca caída de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, hoy se ha vuelto a atragantar con el repaso al poco creíble expediente académico de uno de sus posibles sucesores, Pablo Casado, a quien los títulos académicos le llegan como los galones a los hijos de los reyes o los dictadores.
Ahora mismo, tengo en la cabeza la imagen de Pablo Casado, vicesecretario de comunicación del PP. compareciendo con gran despliegue de medios en las primeras horas del "caso Cifuentes" para dejar claro que su caso, el de su máster en la Rey Juan Carlos, nada tenía que ver con el de la señora que, con nocturnidad y alevosía, blandiendo un certificado más falso que un billete de seis euros, trató de convencerse y convencernos de que pese a lo que se estaba publicando, entonces sólo la alteración de las notas de su máster, se iba a quedar en su cargo. La actitud de Casado, creo que lo he dicho alguna vez, mareando a la prensa con papeles y más papeles de su expediente, me recordaba a la de Luis Roldán paseando por redacciones, televisiones y radios una carpeta repleta de documentos, con los que, sólo mostrándoselos a periodistas por entonces poco duchos en materia de corrupción, pretendía probar su inocencia.
El esfuerzo de Casado, que ayer, pasado más de un mes de aquella exhibición de la panoplia con su expediente, tuvo que peregrinar, como hizo aquel Luis Roldán agobiado, por más de una veintena de medios para convencernos de que aprobar doce asignaturas de la carrera de Derecho en sólo cuatro meses, mientras ejercía el cargo de presidente de las Nuevas Generaciones del PP y participaba en la campaña electoral en la que consiguió su primer escaño en la Asamblea de Madrid, es lo normal.
Lo hacía para defenderse de una portada de EL MUNDO en la que, sin demasiadas concreciones, es verdad de le acusaba de haber sido un protegido de altos cargos del PP, entre ellos Esperanza Aguirre que "presionaron" a algunos profesores del Centro Cardenal Cisneros, adscrito a la Complutense y propiedad de la Comunidad de Madrid, para que le aprobasen.
No sé si el asunto fue tan burdo como parece y lo fue la falsificación del máster de Cifuentes, con presiones y amenazas de una asesora de la presidenta. Lo que sí sé, es que ni él ha convencido con sus explicaciones, ni el rector de la Complutense o el entonces director del Cardenal Cisneros se han esforzado en defenderle.
Esta misma mañana, ese director, Alberto Pérez de Vargas, ha reconocido que Pablo Casado le fue presentado como presidente de Nuevas Generaciones en su despacho por dos profesores para resolver la convalidación de varias asignaturas que traía aprobadas de su paso por el CADE, otro centro de enseñanza de Derecho, con fama de duro y dependiente de la Universidad de Comillas, en el que, en siete años, sólo fue capaz de aprobar la mitad de las asignaturas. Pérez de Vargas reconoce que, no él, pero sí algunos profesores recibían llamadas de la Comunidad de Madrid y que la propia Esperanza Aguirre estaba muy interesada en Casado. También ha dado a entender que, aunque Casado no vino con una carta de recomendación, es evidente que le fue presentado como se presenta al "hijo del jefe".
En fin, lo que nadie puede negar, ni el mismo Pablo Casado, que presume de no haber mentido al incluir en su currículo un posgrado en Harvard porque "no dijo donde lo cursó ni que sólo duró unos días", que su expediente está bajo sospecha y que habrá que esperar a la investigación que ya ha iniciado la Universidad Complutense para darle o quitarle la credibilidad que ahora tiene en duda. Lo que sí tenemos claro es que el "recambio" del PP, al menos mientras estudió en el Cardenal Cisneros, fue un recomendado del a Comunidad de Madrid que entonces presidía Esperanza Aguirre, afamada criadora de ranas.

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