lunes, 28 de mayo de 2018

CONSULTAS


Este fin de semana, mientras los irlandeses, dos de cada tres, ponían fin a décadas de oscurantismo religioso y misógino, aprobando a la despenalización del aborto en todas las circunstancias en las doce primeras semanas de embarazo, en España, los militantes y simpatizantes de Podemos, los inscritos, daban  respaldo, más o menos en la misma proporción, a la adquisición de una vivienda de precio muy por encima de la que se considera normal, por parte de la pareja de dirigentes Pablo Iglesias e Irene Montero.
No es necesario volver a explicar, ya lo hice la semana pasada, que la pareja tiene todo el derecho a hacer lo que crean conveniente con su dinero y con su futuro, pero que de lo que estamos hablando es de la coherencia exigible a quienes dicen representar, así lo creímos muchos a los indignados de aquel esperanzador 15-M. También de la enorme hipoteca que, desde la compra, pesa sobre el discurso de ambos y, lo que es peor, del mismo Podemos.
Va a ser muy difícil creer a cualquiera de los dos cuando hablen de la vivienda de alquiler social o de dar solución a la situación de quienes, en pareja o no, jóvenes como ellos o no, se ven obligados a seguir viviendo con sus padres o a aceptar, solos o en compañía, el trágala de pagar esos disparados y disparatados alquileres que la falta de incentivos al ahorro y el alquiler turístico han traído tras la crisis.
Más aun, estando como están tan acostumbrados como están nuestros políticos, especialmente los de la derecha y quienes se dicen de centro, a hacer puntería con sus reproche hipócritas contra quienes ni siquiera se acercan al nivel de inmoralidad y descaro que ellos exhiben, no me extraña que el chalé de La Navata se convierta en munición habitual y cansina contra Iglesias y Montoro, contra Podemos y contra  cualquiera que "imprudentemente" se atreva a colocarse junto a ellos o a defender lo que ellos defienden.
No era necesario. La compra de ese chalé ha sido un gran error y la de consultar a las bases sobre el futuro de ambos, a cuenta de esa decisión otro error y, para esas bases, además, una trampa. No creo quesea necesario aclarar que yo no formo parte de "los inscritos" con derecho a ser consultados, pero debo añadir que, de serlo, y con la que está cayendo, con una crisis política como la que por fin se ha materializado y las elecciones a la vuelta de la esquina, con un partido de derechas impostado en el centro si no en el centro izquierda, que se vende y por desgracia se compra como la gran fuerza capaz de regenerar las instituciones, hasta yo, en el caso de poder hacerlo, hubiese dado un sí a la pareja y su chalé, para no dejar descabezado a Podemos. 
En fin, una trampa y, más que nada, un tiro en salva con el que se han malgastado esfuerzos en un asunto que nunca debió dejar de resolverse de manera personal como de manera personal se creó el problema, si realmente lo hubo, que yo sí creo que lo hubo. También, una banalización del uso de las consultas que, creo, debe reservarse, como en Irlanda, para asuntos más serios o, en todo caso, para discutir de programas, pactos o cuestiones de mucho más calado. Lo otro es jugar al trile y taparse las vergüenzas propias con la buena voluntad o el temor de los demás.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Bien planteado ...

Saludos
Mark de Zabaleta