Si Mas amase a Cataluña, si, de verdad, quisiese a esa
Cataluña independiente que ahora predica más de lo que se quiere a si mismo, se
iría a casa y dejaría de ser dejaría de ser el gran problema para dar los
primeros oasis hacia ese "proceso" de independencia que dice pilotar.
Si Mas no se quisiese tanto como se quiere, si no temiese quedar para la
Historia como el responsable del saqueo de los bolsillos de los catalanes en
los tiempos más duros para Cataluña, si no fuese un Mariano Rajoy con más labia
y mejores maneras, ya se hubiese quitado de en medio.
Más está sentado sobre un barril de pólvora al que ya le han
prendido la mecha y, como es demasiado ambicioso y es mucho lo que tiene
detrás, prefiere seguir sentado sobre el explosivo, como si, con su culo y con
su aplomo, pudiese contener la deflagración que se les viene encima. Pero no,
Más se ama a sí mismo y a su empresa-partido o su partido-empresa, que tanto da
una cosa como la otra más que a Cataluña. Tanto es así, que, mientras tuvo con
qué negociar con "Madrid", fuesen los socialistas o los populares los
inquilinos, mientras tuvo en su mano que la fiscalía mirase para otro lado
cuando el tufo de los negocios de los Pujol, si es que eran realmente de los
Pujol, mientras los gobiernos de la nación, fuesen de un color o del otro,
necesitaron del cambalache de votos y apoyo por transferencias y/o silencio,
Artur Mas no cayó en la cuenta de su desaforado y apasionado amor por una
Cataluña independiente.
Ni siquiera en los primeros momentos de esta legislatura
nacional que está a punto de expirar dejó de intentarlo. lo malo fue que tuvo
enfrente un PP crecido y torpe, incapaz de calibrar los peligros de abandonar
la sana costumbre de trapichear, pero Rajoy, extinguido el incendio del
terrorismo etarra amortiguados los deseos de venganza y el odio aeterno contra
etarras y allegados que tanto agitaba la prensa más dócil, especialmente de
Madrid, es verdad, creyó torpemente que, si necesitaba inventarse un enemigo
del mismo tamaño, que atrayese ese voto montaraz y bronquista que tantas
mayorías le dio a su partido, el candidato ideal ere Cataluña a la que dejó de
escuchar, con la que dejo de verse y negociar, al tiempo que el uso marrullero
que de la Agencia Tributaria, Montoro ha hecho como nadie insinuó lo que todos
sabían y forzó a Pujol a mostrar sus vergüenzas, en público, al tiempo que la
fontanería de Moncloa soltaba la lengua de una novia despechada del mayor de
los Pujol Ferrusola.
Todo se revolvió, la olla se puso a hervir y Mas debilitado
y con perspectivas electorales de lo más negro, decidió, con el apoyo de ERC,
convertir la independencia de Cataluña en el único tema de su gobierno,
acallando los efectos de los recortes y todos y cada uno de los escándalos que
todas y cada una de las investigaciones judiciales iban sacando a la luz.
Para Más dejó de haber retaguardia y se blindó, envuelto en
la bandera, en la mística nacionalista, uniendo su destino al de esa Cataluña independiente
que el veintisiete de septiembre se le resistió, alejándole de ese refugio que
buscaba en su despacho del Palacio de la Generalitat. Ahora, además, después de
todo lo que sabemos del 3%, que Mas repita como presidente se ha convertido en
toda una quimera, porque difícilmente un presidente con la mandíbula de cristal
será la mejor opción para conducir el proceso a la independencia y menos con
una hipoteca como sería el apoyo, hoy por hoy imposible de las CUP.
Si Mas realmente amase a esa Cataluña independiente que no
hace tanto ha descubierto, se marcharía, dejaría el camino libre de obstáculos
y asumiría sus culpas para facilitar un gobierno que hoy por hoy es imposible y
más cuando su empecinamiento en ser el candidato a la presidencia llevaría a
unas nuevas elecciones que ya no arrojarían el resultado de hace un mes que, a
mi modo de ver, fue el mejor que nunca alcanzarán los independentistas.
Si, como dice, Mas amase a Cataluña se iría a casa y pasaría a la Historia como otro Moisés
que nunca entró en la Tierra Prometida, lo malo y lo que teme es que, visto lo
visto, podría acabar no en la Tierra Prometida, sino en otro lugar bastante peor.
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1 comentario:
Una retirada a tiempo...es una victoria...
Saludos
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