La realidad es dura, pero, sobre todo, es complicada y, demasiado
a menudo, cambiante, y , ahora, Podemos se está dando cuenta de ello. Y todo,
porque hacer política es, sin dejar de lado los principios, adaptarse a esa
realidad cambiante, pero, subrayo, sin abandonar los principios.
Creo que ese es el misterio que pocos acaban de entender,
creo que no haberlo entendido ha sido el mayor pecado de los socialistas,
confundir el pragmatismo con la conveniencia, confundir lo que sólo son los
intereses de algunos con los de la mayoría. Por eso, el partido que hace tres
décadas consiguió ilusionar a todo un país ha visto como muchos de los que
desde entonces les votábamos dejásemos de hacerlo, sin que hayan sabido ganarse
el voto de nuestros hijos.
Por eso, por haberse dejado seducir por los consejos de
administración, por haberse echado en brazos del poder económico, por haber
aceptado los trágalas de la banca, hasta el punto de olvidar de dónde salen sus
votantes, por haber confundido sus intereses y los de sus nuevos amigos con eso
tan manido que llaman "el interés general", por cambiar hospitales y
escuelas por aviones y carros de combate, por cambiar la pana por el traje y el
autobús y el metro por el coche oficial, por sucumbir, en suma, a todos y cada
uno de los encantos del poder y por haber llegado a entender y justificar lo
que no tiene explicación ni justificación, el PSOE se ha visto abandonado por
muchos de aquellos a los que había ido abandonando.
Ahora y salvando las distancias, es otro partido el que está
consiguiendo que muchos desencantados recuperemos la ilusión perdida y volvamos
a confiar, si no en los políticos, sí en la política. Ahora hemos encontrado
una formación a la que sumar nuestros votos, una formación que algunos, como
yo, queremos, si no como partido de gobierno, todo se andará, sí como el
contrapeso necesario para que los partidos que aún siguen siendo mayoritarios
no acaben haciendo de su capa un sayo.
Podemos se ve ahora en una difícil encrucijada, la de
impedir o consentir en Andalucía el gobierno de la socialista Susana Díaz.
Aunque en realidad sólo tiene en su mano permitir con su abstención que el PSOE
vuelva a gobernar la comunidad más poblada de España, porque, tan difícil como
conseguir que la señora Díaz acepte todas sus condiciones, sería explicar a sus
votantes que ha impedido que una fuerza "más o menos progresista",
con toda esa hipoteca de vicios y resabios, deje de gobernarla.
Por eso la aparentemente bien engrasada maquinaria de
Podemos está dando tirones en esta primera cuesta de su viaje. Por eso las
disonancias entre la "no tan grata" en Madrid, pero ganadora en
Andalucía, Teresa Rodríguez y la dirección nacional están dando tanto que
hablar, por eso han sonado tan distintos los discursos de aquí y de allá.
¡Menudo lío! Yo sólo espero que, de aquí a las elecciones de
mayo y sin comprometer su discurso, Teresa Rodríguez, o quien sea, arranque de
los socialistas andaluces las garantías suficientes como para que estos no
acaben echándose en brazos de la derecha, por muy civilizada que sea, y consiga
que, en las políticas que realmente interesan a la gente, las relativas a
empleo, desahucios, sanidad, educación y asuntos sociales, el PSOE de ahora no
se aleje de sus principios de siempre.
1 comentario:
Excelente artículo...
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