Rara es la mañana en que, al encender la radio, antes o
después, no aparece, para bien o para mal, el nombre de Esperanza Aguirre ene
ellas. Bien es verdad que ahora está en plena pre campaña, dando leña aquí y
allá, a propios y extraños, pero no menos verdad es que todos los días se
produce algún goteo de la que fue su gestión en el gobierno de la Comunidad,
una gestión marcada por las luchas internas y, sobre todo, por las
consecuencias de las tramas de corrupción descubiertas en torno a sus más
íntimos colaboradores.
Aun así, no sé qué tiene esta señora para caerle bien
incluso gente que, como los vecinos de mi barrio de Carabanchel, un barrio no
precisamente acomodado, llevan años dándole su voto, ,pese a que, con ella en
el poder las cosas les han ido mucho peor. Quizá sea esa chulería en los modos,
desparpajo le llaman sus aduladores, o quizá esa amoralidad que le permite
permanecer impasible ante la desgracia ajena o saltar, como si nada, entre la
sangre de muertos y heridos en el asalto del hotel de Bombay, para ponerse a
salvo y salir del país, mientras sus colaboradores quedaban abandonados a su
suerte.
Hablando de sangre, debe ser la sangre que corre por sus
venas, la de una pudiente familia que acabó mezclando con la del hoy conde de
Bornos, la que la lleva a comportarse como si estuviese muy por encima del bien
y del mal y como si las leyes que rigen para el resto de los mortales no lo
hiciesen para ella.
Lo acabamos de comprobar con el recorrido que está teniendo
en los tribunales su incidente con los agentes de movilidad del Ayuntamiento de
Madrid, que, las urnas no lo quieran, podrían acabar a sus órdenes, un asunto que,
pese a fiscales, acusación e instancias superiores, siempre encentra a un juez
bondadoso o prudente que lo echa abajo, creando un agravio comparativo con
otros ciudadanos a los que, como a una anciana enferma de cáncer o a una
embarazada, a las que por negarse a abandonar la sede del ayuntamiento acaban
de condenar a pagar una multa de treinta euros cada una por ofender a los policías
que pretendían impedir su protesta contra un desahucio que finalmente se
produjo.
Aguirre, la neocondesa parece ser, también, insensible al
hedor que desprende lo que se corrompe, porque lleva una larga temporada
chapoteando en la muerda acumulada en su partido, especialmente en el PP de
Madrid, que preside desde hace años, para el que las tramas corruptas han
organizado y pagado mítines. Tampoco ha sido capaz de ver, pendiente de si
llevaba o no relojes de lujo, la mansión que se había construido su querido
Francisco Granados, tan dicharachero e inmoral como ella, a costa de corruptelas
como los descubiertos en la Operación Púnica o a base de mordidas como los
900.000 euros que cobraba por cada colegio concertado autorizado en la región,
mientras los de titularidad pública se dejan caer de viejos y de marginales.
Pero ella no se dio cuenta de nada. Tampoco, del baile de
sus consejeros de Sanidad que, como en el juego de las sillas musicales pasan
de sentarse en el despacho de la consejería a bailar, y no con la más fea, en
el negocio de la empresa privada del sector. No, no se dio cuenta así mismo de
los negocios que su consejero y también hombre de confianza, Antonio Beteta,
hacía con el despacho de su actual jefe el ministro Montoro y con la Cámara de Comercio,
presidida por su compañero de colegio Arturo Fernández.
No se da cuenta esta tapada de Aznar en Madrid, estoy
convencido de que la candidatura de Aguirre es el impuesto exigido a Rajoy por
el siniestro ex presidente por su apoyo, crítico, pero apoyo, en la última
convención popular, porque Aguirre es la última esperanza de los neo
conservadores de Aznar para mantener cuotas de poder en el PP, de que la
justicia cada vez dispara más cerca de ella, No se da cuenta, o sí, de que,
antes o después, acabará por darle de lleno, porque es un verdadero insulto a
la inteligencia pretender hacernos creer que "una chica tan lista como
ella", especializada en la caza de talentos -yo siempre he pensado que es
trabajo era una mordida d Sheldon Adelson, el capo de la mafia del juego de
Eurovegas- no se daba cuenta de nada. Aparenta no darse cuenta, pero lo cierto
es que, rodeada de cadáveres, cada vez
está más sola en el fortín.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario