Tantas veces nos han contado, quizá demasiadas, por activa y
por pasiva, que la transición española, con sus luces y sombras, con sus logros
y frustraciones, sólo fue posible gracias a la generosidad del Partido Comunista
de España y/o Santiago Carrillo que, por aquel entonces y pese a la histórica
frase de Manuel Fraga, controlaba la calle, que, ahora que estamos a punto de
iniciar la segunda o que , al menos, la estamos necesitando, echamos de menos
la generosidad que en otro tiempo atribuimos a la, por entonces, izquierda más
y mejor organizada.
Y es que, otra vez, es necesaria la generosidad del PCE, con
o sin ese su uniforme de paseo que es Izquierda Unida, para permitir que,
definitivamente, este país supere la triste y dolorosa etapa del bipartidismo.
El PCE o IU, como prefiráis, tiene que llevar a cabo ese gesto de generosidad
que sería dejar de ser cabeza de ratón para convertirse en cola o en una de las
patas de ese poderosos león que puede llegar a ser la izquierda de este país,
en el que pese a que los sueldos o las condiciones de trabajo y los salarios
son tan penosos como entonces o peores, el capitalismo, ahora especulativo, y
las empresas son mucho más voraces que entonces.
Izquierda Unida tiene que ser consciente de que es el último
botón que contiene la expansión de esa izquierda de clase, más allá de la
socialdemocracia acomodada del PSOE, capaz de dar un vuelco al país. Los
dirigentes de IU tienen que dejarse desabrochar para dar paso a esa izquierda
sociológica que devuelva a los españoles el estado de bienestar olvidado o mal
defendido por los socialistas. Y, cuanto más tarden en dejarse desabrochar, más
crecerán las alternativas de la derecha maquillada, Pedro Sánchez recurre al
tópico de la derecha civilizada para definirla, con la que su partido, con el
aplauso del IBEX 35, sí se atrevería a pactar.
Izquierda Unida no debe tardar en acercarse a Podemos, más
ahora que los herederos del 15-M no han cubierto en Andalucía sus expectativas
y que, como reconoció -y le honra- Carolina Bescansa, han visto que su esfuerzo
es insuficientes en solitario para liderar el cambio que este país necesita,
Ahora es un buen momento para que Alberto Garzón, el gran
triunfador, no lo olvidemos, del debate sobre el Estado de la Nación, lidere el
acercamiento a Podemos, sin las interferencias de ese reino de taifa en que se
ha convertido la federación madrileña de IU.
Este fin de semana, los responsables de esa federación han
tenido la oportunidad de dejar de ser esa Numancia suicida dispuesta a
desaparecer con tal de no sumarse a la corriente de los días. Porque este fin
de semana la intolerancia de la federación madrileña se ha mantenido en sus
trece, frente a la decisión de la dirección nacional que desautorizó la
candidatura con que pretende presentarse al ayuntamiento de Madrid, tras forzar
la salida del candidato elegido en primarias, Mauricio Valiente.
Estoy seguro de que, al final, muchos militantes y, no
digamos ya, votantes de IU seguirán los pasos de Tania Sánchez y Mauricio
Valverde para acercarse y votar a la marca electoral con la que Podemos se
presentará en Madrid y que el batacazo que se dará tanto egoísta como va
quedando en la federación será doloroso y vergonzante. Está faltando
generosidad, está faltando la grandeza de dar un paso atrás y dejarse de
guerras sucias y miserias para defender el sillón de concejal o el escaño en la
Asamblea.
Insisto. IU es el último botón que contiene la fuerza que
viene y, si no se desabrocha a tiempo y con generosidad, la presión reventará
el ojal en que se abrocha y se perderá. Mientras tanto quienes se han sentido
tan cómodos en el bipartidismo, tan contentos.
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1 comentario:
Hoy la política no es cuestión de ideología ni de interés público, sino de egos. Y eso es algo muy triste...( Robert Redford)
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