Si alguien quisiera investigar la teoría de cuerdas, con sus
universos paralelos y sus agujeros de gusano no debería dejar de aprovechar la
oportunidad que le brinda Mariano Rajoy, la prueba más evidente de que los
universos paralelos existen, porque él mismo vive en uno, aislado del nuestro,
al que de vez en cuando se asoma a través de uno d esos agujeros que podrían
llamarse "de Mariano", a través de pantallas de plasma o ruedas de
prensa compartidas con colegas de otros países, porque, si por él fuese, no saldría
de su particular "mundo de Yupi" ese en el que vive, ese que yo
imagino en un cuartito cerca de su despacho, con la colección del MARCA bien
encuadernada, un buen acopio de puros en
su justo grado de humedad, la historia en imágenes de su Real Madrid, un
tablero para ensayar alineaciones, algún aguardiente gallego y una suave manta
para las eterna siesta en la que vive.
Mi madre diría de él, a veces lo dice, que tiene mucha
pachorra, que parece darle igual ocho que ochenta y que tiene la sangre de horchata,
no como su amiga Rita que parece beber cualquier cosa que no sea el rico caldo
de las chufas. Cómo, si no, se explica el desapego del, espero que por poco
tiempo, presidente, respecto a la crisis abierta en su partido, que Esperanza
Aguirre ha puesto patas arriba dinamitando literalmente su autoridad y la de
sus más inmediatos colaboradores, al tiempo que Ignacio González, su aliado
contra ella, se ve en el ojo del huracán, acosado por las consecuencias del
turbio asunto de su ático regalado como contraprestación a su colaboración en
negocios no menos turbios. Un asunto que desvela, de paso, la existencia de
mafias policiales que sirven a intereses enfrentados entre sí, sin que, pese a
que ya son públicos sus métodos y sus rivalidades, el ministro del Interior,
del que dependen, haya dicho esta boca es mía.
A Rajoy, con el cadáver de Cospedal, aún caliente en Génova,
con el fantasma de Ignacio González rondando por los rincones de la Casa del
Correo de Sol, con sus "niñas de El Resplandor" enfrentadas descaradamente,
pese a compartir cartel en unas elecciones, las de mayo, en las que el PP se
juega, más que mucho, todo, con un candidato en Andalucía, Moreno Bonilla, que
tienen que darse ánimos el sólo ante su intrascendencia y que caduca en dos
semanas, con todo eso bajo su asiento, sólo se le ocurre decir que está en el
futuro, que todo lo demás, para él, es el pasado y, al parecer un pasado ya
superado, un pasado que, quizá, en su cerebro adormecido, ese que en contadas
ocasiones se sacude y, cuando lo hace, como en el pasado debate en el Congreso,
resulta patético, porque todo eso tan feo y desagradable de lo que hablamos el
resto de los mortales existe sólo en otra dimensión.
Dice Rajoy que está en el futuro y no cae en la cuenta de
que, a él y a los suyos, les queda ya poco futuro. Entre otras cosas, porque
las grandes empresas y los grandes medios, los que, sin medir bien las
consecuencias, despertaron al monstruo dormido de la izquierda, con el único
fin de minar al PSOE, ya tienen recambio para sus siglas que, cono en la
izquierda responde no a otras siglas, sino a una palabra tan neutra como
contundente, Ciudadanos, esa formación que Carlos Floriano el torpe se empeña
en traducir al catalán, para denostarla, porque para la extrema derecha española,
que reside en el PP y entre sus votantes, nada hay peor que lo catalán.
Ciudadanos, como asegura y con toda la razón el diputado de
ICV, Joan Herrera, es el candidato del IBEX 35. Para las grandes empresas
españolas ese es el futuro y no Rajoy que, pese a que se lo repita una y otra
vez como una salmodia, ya es el pasado.
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1 comentario:
Pasado imperfecto....
Saludos
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