Escucho a Iñaki Gabilondo describir a Rajoy como aquejado de
una enfermedad mental que le impide percibir la realidad y, mucho más, asumir
responsabilidades y, una vez más, tengo que darle la razón. Sin embargo, no
puedo coincidir ni coincido, salvo que sea un sarcasmo, en que alrededor de él
haya esa buena gente que él invoca para que le lleven al médico. Esa buena
gente de la que habla Iñaki, lo acaba de dejar por escrito el juez Ruz, cobró
sobresueldos, se reformó el despacho y ganó su escaño con el dinero que los
españoles pagamos de más en contratas, obras y compraventas de las que se han
venido beneficiando los generosos donantes del Partido Popular.
No puede ser que, en apenas veinticuatro horas, el partido
que con mano o con dedo de hierro preside Rajoy se hunda estrepitosamente
en Andalucía y no pase nada y no puede ser que un juez deje por escrito
todas las irregularidades, punibles o no, por arte de birlibirloque, por
prescripción o por falta de legislación, que ha encontrado tras dos años de investigación
en las cuantas del Partido Popular a lo largo de dieciocho años de cajas B, C y
las que hicieran falta, desde que Rosendo Naseiro, un joven Zaplana y no
sé cuántos más se librasen por los pelos y artimañas legales de ir a la cárcel
por financiar ilegalmente hace ya veinte años el partido. No puede ser que se
sepa todo eso, puesto negro sobre blanco, y no pase nada, porque según Rajoy y
las buenas personas que le rodean, en las conclusiones del juez no hay nada
nuevo.
Nadie asume responsabilidades, nadie dimite ni, mucho menos,
hace nada por moverle la silla a quien antes de ayer los andaluces y dentro de
nada el resto de los españoles señalarán en las urnas como los responsables de
todo el sufrimiento que vienen soportando desde hace más de tres años, sin que
mi sus sueldos ni sus chollos se hayan visto afectados en la misma medida,
nadie. Es más, hay quienes, como la señora Villalobos, va repitiendo el mantra
ensayado con su marido en la alcoba, tan increíble como el de que el de ayer
fuese un día radiante en Madrid, de que la verdadera derrotada el domingo fue
la confirmada presidenta Susana Díaz.
No tienen vergüenza. Nadie asume nada y nadie se marcha a su
casa. Quizá, porque llevan demasiado tiempo viviendo de esto, cobrando sueldos
y dietas los más "decentes" y haciendo sus negocietes más de uno y
más de dos. Se han acostumbrado al poder y no son capaces de volver a ser
ciudadanos de a pie, como tú, lector, o como yo. Pero n es algo que pase sólo
en el PP. Ni siquiera es algo que ocurra sólo en los partidos en el poder.
También pasa en los que aspiran a tenerlo. No hay más que ver lo que ´le cuesta
a la vieja guardia de Izquierda Unida levantar el culo de las sillas y alguna
poltrona que vienen ocupando desde hace años y le pasa de manera especial a
Rosa Díez, incapaz de asumir el tremendo error cometido al rechazar la mano
tendida antes de las elecciones por Ciudadanos.
No hubiese sido el mismo el resultado de las andaluzas del
domingo si Izquierda Unida - Los Verdes se hubiese integrado en la candidatura
de Podemos, como no hubiese sido el mismo el reparto de escaños, si el partido
creado por Rosa Díez a su imagen y semejanza hubiese hecho un ejercicio de humildad
y se hubiese sumado al tirón de Ciudadanos.
Al final va a tener razón la madre de Arguiñano que, tal y
como me contó una vez el cocinero, le decía que la que había sido consejera de
Turismo en Euskadi no era capaz de vivir sin coche oficial, porque, si no era
completamente acertado ese análisis de la amá de don Karlos, sí se parece mucho
a la realidad. Y es que la tránsfuga , en tiempos socialista, es incapaz de
asumir que su negativa a la alianza con Ciudadanos va a acabar con ese partido
cuyas siglas responden cada vez más a "Unos Pocos y Díez", porque,
papa ella, lo importante es estar en lo alto, aunque solo sea de un bordillo.
Rosa Díez se empeña en no dar su brazo a torcer, en no
asumir su grave responsabilidad en la derrota y en no marcharse a casa
discretamente, mientras su partido se desmorona. La enseñanza, triste para
quienes creían en el proyecto, está en que, al final serán los militantes de
base los que busquen asilo en las filas de Ciudadanos, más necesitado que nunca
de cuadros y candidatos para asumir el éxito del domingo y los éxitos por
llegar. De momento, algunos miembros de la dirección ya han dimitido y, como la diputada Irene Lozano, han pedido que Rosa Díez haga otro tanto
Quizá la única en entender lo que pasó anoche fue la
responsable de Política, Carolina Bescansa, que, pese a haber ganado quince
escaños partiendo de la nada y con el esfuerzo de sus militantes, asumió
implícitamente la necesidad de buscar nuevos socios en su asalto al cielo del poder,
Mal nos va a ir a los españoles si tras un terremoto político como el del
domingo nadie se atreve a conjugar verbos tan normales como dimitir o asumir
responsabilidades.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
1 comentario:
Perfectamente expresado...
Publicar un comentario