viernes, 27 de febrero de 2015

EL SOVALDI COMO EJEMPLO



Leo en el diario Público un titular, "Alonso se saca ahora de la manga 727 millones para tratar a 53.999 enfermos de hepatitis C", que puede parecer duro, pero que, sin duda, es el más acertado, porque, cómo puede explicarse si no una medida alcanzada in extremis, casi al final de la legislatura y colocada como broche final en el debate sobre el estado de la Nación que, pese al coro de sus diputados y a los elogios tan exagerados como increíbles de la "prensa amiga", Rajoy había perdido escandalosamente.
Mi opinión, y así lo expresé en un primer momento, es la de que éste ha sido un as en la manga del gobierno, el as tramposo que se saca cuando la mano viene mal dada y está claro que se va a perder la partida. Incluso aunque la trampa no les salve de la derrota, que no les salvará, la jugada se ha fiado al futuro y a los nuevos gobiernos que, en las comunidades autónomas y en la nación, relevarán a los actuales, porque, como aclaró el ministro, las comunidades que son competentes en la administración del Sovaldi, el medicamento salvador, tienen tres años para pagárselo al laboratorio que lo suministra, tras el que se esconde lo más florido del capital especulativo.
Dijo ayer el ministro que los laboratorios pueden esperar el cobro, pero que los enfermos no pueden esperar la asistencia. Qué curioso que lo piense y lo diga ahora, meses después de que el Sovaldi hubiese entrado en el Sistema Nacional de Salud y, lo que es peor, con una larga lista de enfermos fallecidos que nunca lo recibieron, pese a habérseles prescrito con urgencia por sus médicos.
Habrá quienes piensen, los que no padecen la terrible enfermedad, no tienen familiares o personas queridas que la padezcan, pueden pagarse el tratamiento y son completamente insolidarios, que piensen que el Sovaldi es un medicamento muy caro que no tiene por qué causar un agujero tan enorme en los presupuestos de la sanidad española. Una postura absolutamente egoísta y minoritaria, que, si se generalizase, nos devolvería a estadios de no civilización impensables.
En este asunto se ha perdido mucho tiempo, porque son muchas las víctimas que han quedado por el camino, víctimas involuntarias que no eligieron estar enfermas y que, en muchos casos, contrajeron su enfermedad dentro del mismo sistema de salud y la única enseñanza que puede sacarse de él es la de que ha sido también mucho el tiempo perdido en ese "que inventen ellos" que nunca ha dejado de estar en la mente de nuestros gobernantes es el que nos lleva a situaciones como esta.
En este país nunca ha sido mucho lo que se ha invertido en ciencia, pero de un tiempo a esta parte las cifras se han desplomado quedando, además, en manos del sector privado que, curiosamente, tiene los medios que el Estado no puede permitirse, dándose también la circunstancia de que la ciencia y las patentes que genera han caído en las garras de la economía especulativa. Y no es un mecanismo lógico ni mucho menos inocente ya que responde a una perversa ecuación.
La ecuación es tan sencilla como ésta: los estados, con la amenaza de la existencia de los paraísos fiscales, rebajan los impuestos a las grandes corporaciones que, por si fuera poco, se las arreglan siempre para pagarlos en países que, como Luxemburgo, practican el dumping fiscal convirtiéndose en refugio de empresas sin conciencia que se nos utilizan como mercado o se establecen en países de los que sólo buscan subvenciones, para deslocalizarse y "si te he visto no me acuerdo" en cuanto encuentran un territorio más ventajoso.
Una terrible ecuación que lleva a la descapitalización del Estado que, a la postre, ha de gastarse en Sovaldi o cualquier otro avance de la ciencia patentado y tarifado mucho más de lo que le hubiese costado dar a sus científicos la oportunidad de trabajar y obtener resultados en España.
El calvario padecido por los enfermos de hepatitis C, tocando con la punta de sus dedos la salvación sin poder alcanzarla, debe servirnos de ejemplo de lo que nunca debimos dejar que nos hiciesen como ciudadanos y como país.


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1 comentario:

DonVito dijo...

Javier, como enfermo de hepatitis C y como seguidor de tu blog que he descubierto gracias a mi querida hermana Isabel quiero darte las gracias por este artículo tan acertado y que pone al descubierto la trampas tan perversas que está dispuesto a hacer este gobierno de desalmados. Mientras tanto nosotros seguiremos luchando por lo que es justo y dese luego, aunque al final lo consigamos, no vamos a perdonarles lo que nos han hecho sufrir en el camino.
Un abrazo
José Miñones Caamaño