No, no penséis que quien saqueo Caja Madrid va a ser
entrevistado en cualquiera de los programas de la que en tiempos fue mi casa,
en la que durante tantos años fue casa y escuela del mejor periodismo
radiofónico, no. Lo que quiero decir con este título es que los métodos y las
maneras de Miguel Blesa hace ya tiempo que se han impuesto en la Cadena SER y
que, de la mano de personajes que, como Juan Luis Cebrián, son capaces de
decretar un ERE detrás de otro mientras se suben el sueldo un 35% y "dotarse"
de un bonus de jubilación, con el que se pagaría sobradamente la nómina de la
redacción de informativos de la cadena, estrellas aparte, durante todo un año.
Métodos que van encaminados a desmantelar una redacción que fue prestigiosa y
eficaz y a abaratar el precio de una marca, Cadena SER, que hace ya tiempo
busca comprador para llevar dinero a los agujereados bolsillos de quienes
heredaron el prestigioso imperio mediático que fue PRISA, apenas ya imperio y
con menos prestigio cada día que pasa.
Ayer supe del despido de siete compañeros de la redacción de
la ser y alguno más del cuerpo técnico y supe de ella a través de llamadas y
mensajes de compañeros, porque yo, que continuamente sigo la programación de
"la radio", no me había enterado porque, "naturalmente",
quienes continuamente nos informan de eres en Coca Cola, de desahucios de
viviendas, siempre que no estén implicados en ellos los bancos acreedores de su
deuda, de carencias e injusticias, en fin, nada dijeron de estos despidos
injustos y salvajes, en los que el perfil de las víctimas lo marcan que el
salario fuese el justo premio a la antigüedad y la experiencia, junto al
criterio profesional y la autoridad moral de unos profesionales que, en tiempos
de docilidades y salarios que hacen añorar el tiempo de los mileuristas,
convierten a quienes saben y no se dejan manipular en un estorbo para el uso
que quienes detentan hoy el poder en la radio pretenden hacer de ella.
Es tal la inseguridad y el miedo que estos tipejos han
sembrado en esa redacción martirizada que ya no queda nadie capaz de elevar su
voz para protestar por "masacres" como la de ayer, que el único que
tuvo la gallardía de hacerlo, sabiendo como las gasta la empresa que censuró
para siempre jamás a la concejal socialista Matilde Fernández, por oponerse, ya
en tiempos de Zapatero, al pelotazo del que nacieron las cuatro torres de la
que fuera Ciudad Deportiva del Real Madrid. Pese a todo, en la sacrosanta Hora
XXV, Llamazares denunció ante el micrófono lo que hacía horas había sucedido en
la SER.
Quién iba a sospechar que la última reforma laboral aprobada
por el PP, la de los veinte días por año trabajado y el despido preventivo, tan
criticada en los mismísimos micrófonos de la SER iba a ser, juntos a los fondos
buitre, tan denostados en ella cuando se hacen con las viviendas de alquiler
social, los instrumentos de "sacas" como la de ayer, en que, después
de semanas de terrorismo empresarial, en las que se amenazó con las
consecuencias de los "corrillos" en la redacción y los comentarios en
los pasillos, se acabó de un plumazo con carreras profesionales que superan los
veinte años de media y que han sido reconocidas no sólo por los oyentes, sino
con galardones de sus compañeros de profesión o, en el caso de Ana Borderas,
con el Premio Nacional de Periodismo Cultural.
Desde aquí os pido a quienes seáis oyentes de la SER que no
mováis el dial o apaguéis el receptor, sino que la escuchéis con más espíritu
si cabe y que aprovechéis cada resquicio de participación que la SER ponga a
vuestro alcance, no ya para pedir que readmita a los despedidos, algo imposible
ya, sino para denunciar el deterioro de una redacción en la que nadie corrige
ya a nadie, en la que cada vez son menos los que tienen, no ya cultura, sino la
más mínima cultura general. Una redacción en la que son pocos los que saben
manejar las preposiciones, en la que cualquier palabra o cosa que se salga del
ramillete de tópicos provoca asombro, en la que se confunden términos casi del
catón, en la que todo, incluso palabras tan españolas y tan de actualidad como
"laboral" se acentúan a la inglesa, si van delante se Kutxa, en la
que un equipo de Nancy lo parece de una famosa muñeca y no de una ciudad
francesa. Una redacción, en fin, en la que el bajo coste, la docilidad y el
sálvese quien pueda sean el salvoconducto para encadenar contratos, ahora ya
sin Seguridad Social, porque, en ella y después de alguna que otra inspección
de Trabajo, el futuro está en hacerse autónomo.
Por todo esto y desde la pena que me da tener que
reconocerme como privilegiado por haber sido despedido hace ya tiempo, cuando
se respetaban los derechos laborales y no se esperaba a las reformas cuasi
esclavistas y a la liquidez que dan los buitres para echar a la calle a los
caros y díscolos, me solidarizo con mis compañeros y os digo que Juan Luis
Cebrián y su equipo no son mucho mejores que Blesa y su cohorte de saqueadores,
porque están acabando con la ilusión con que trabajan quienes aún siguen
trabajando en ella y porque están dejando el prestigio de la que no fue sólo líder
de audiencia, sino un referente en cuanto a solvencia y credibilidad en el
panorama de la información en España.
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5 comentarios:
Realmente esperaba tu articulo y no me has decepcionado. Ayer estaba oyendo Hora 25, cuando Llamazares lo comentó, dejando a Barceló de piedra, tuve que buscar la información en otros medios, ya que el titular y el grupo no hacían referencia, como tantas veces, cuando bien que se comentan despidos y EREs de otras empresas.
Como bien dices nada que no lleve ocurriendo desde hace años, la empresa española no valora ni la experiencia ni el conocimiento, todos somos recursos perfectamente sustituibles, luego algunos directivos se sorprenden que las cosas no funcionen.
Un saludo y un abrazo.
Un Hurra!!! por tu artículo..
Bravo Javier no puedo estar más de acuerdo contigo.
¿Era necesario el menosprecio a la gente que trabaja allí? Hacen bastante más de lo que pueden, se dejan la vida sabiendo que no vale para nada, y tú te ríes de ellos... Bonito detalle viniendo de alguien como tú. ..
Un artículo muy bien presentado.
Saludos
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