Rajoy podría haber esperado al lunes para, a la vista de la participación de la consulta, valorarla y, en su caso, demostrar el escaso valor que tiene al no contar con la más mínima garantía, no ya como expresión democrática, que a mi juicio la tiene, aunque no mayor, en todo caso, que la que tuvieron en su día la exitosa uve de la última diada o la cadena humana que recorrió de norte a sur la espina dorsal de Cataluña.
A uno le dan ganas de exclamar ¡qué torpeza!, pero se le pasan rápido cuando cae en la cuenta de que el gobierno presenta su recurso en medio del ciclón mediático y político desatado por la Operación Púnica y a sabiendas de que la encuesta del CIS, aún en la sala de maquillaje, certifica el desgaste, desplome diría yo, que la corrupción, por fin, está causando en sus expectativas de voto. Y es que uno está cansado de ver como este gobierno hace uso en cuanto lo necesita de la llamada al somatén del nacionalismo español en cuanto ve bajar su solidaridad. Lo ha hecho durante años con el terrorismo de ETA, que, querámoslo o no, le reportó dividendos electorales hasta el punto de cegarle al tratar de instrumentalizar el 11-M en su propio beneficio, y lo ha hecho siempre que ha podido agitando como señuelo electoral ante el torpe resquemor ignorante de una parte, por desgracia demasiado grande, de los españoles cualquier fervor nacionalista en Cataluña.
Creo por tanto que lo que pretende Rajoy, elevando a la categoría de referéndum esto que no pasa de ser una demostración de fe independentista, y ni siquiera por parte de todos los participantes, es cambiar las portadas de los periódicos y darnos a columnistas, contertulios y blogueros otro hueso que roer y dejar así tranquilas sus ya las doloridas posaderas de su partido.
Que no vamos a hablar de otra cosa está garantizado, y estoy seguro que la desastrosa, para el partido del gobierno, encuesta del CIS, ha estado durmiendo en el congelador para posar el ruedo informativo con este otro toro en la arena. Cualquier denuncia, cualquier incidente, cualquier cartel ilegal retirado, cualquier incautación de urnas va a robar minutos de telediario al "careto" de Francisco Granados y sus compinches y Rajoy ya sabe por experiencia que, si se consigue sacar de las primeras un asunto, éste acaba durmiéndose en las conciencias de los ciudadanos.
No fue una buena noticia la presentación del recurso. En cuanto a la admisión a trámite del Tribunal Constitucional, era inevitable. Otra cosa es el nuevo paso dado por Mas, denunciando al Gobierno por abuso de autoridad ante el Supremo, que no es más que un nuevo capítulo de ese juego del gato y el ratón que tan entretenidos tiene a los medios, especialmente a los catalanes, y que impide que los ciudadanos hablemos de lo que tenemos que hablar.
Ya tenemos otro hueso, así que vamos a roerlo, mientras el PP a lamerse las heridas y a buscar una salida en la cloaca en que está metido. Quién iba a decirnos que el 9-N iba a servirle a Rajoy para salir del agujero y que iba a ser su salvavidas.
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1 comentario:
Excelente artículo.
Saludos
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