Comienza a aflorar el panorama que se prepara en el PSOE si
el secretario general que resulte elegido no es del agrado del aparato y
escucho a Pablo Iglesias desgranar sus utopías frente a Pepa Bueno y me da por
pensar que en la política, como en el amor, si eres un ciudadano de a pie, más
te vale seguir tus instintos y dejarte llevar por las mariposas en el estómago
que vivir una vida gris acobardado en un rincón.
Estaba claro que el aparato del PSOE -trato de ponerle
cara y me sale la de Bono- no está dispuesto a dejarse arrebatar lo que durante
tantos años ha sido su medio de vida, la fuente de su poder, de su
prestigio y, en algunos casos, su fortuna. Es por eso que andan ya
cortándole las alas a lo que pueda hacer o decir el próximo secretario general
a partir del domingo. Algo deben intuir del resultado y, por cómo se han
puesto, cabe pensar que "su" candidato, Pedro Sánchez, no va a
resultar bendecido por la militancia socialista.
Si decía hace unos días que no veía los tiempos que se había
marcado el PSOE para reedificarse desde sus cenizas, es porque temía que iba
pasar algo de lo que ya está pasando. De todos es conocida la inercia que
adquieren los ganadores. Algunos le llaman carisma y lo tuvo después de ganar
sus primeras elecciones hasta el gris, antiestético y antipático José María
Aznar. Lo expresó muy gráficamente el retorcido Xabier Arzallus, que al ser
preguntado sobre el poco carisma que al parecer tenía el triunfante José María
Aznar, respondió que "cuando ganas se te pone un carisma que no
veas". La sabía, cómo sabía también que acabaría pactando con quien, en
apariencia, era su enemigo irredento.
Quiero decir con esto que quien gane las secretaría general
del PSOE el domingo va a tratar de aprovechar la inercia del triunfo para
controlar el congreso a celebrar en julio y de ahí a ser candidato a las
generales o que lo sea alguien de su cuerda, apenas hay un paso. Parece que,
por eso, los barones no quieren ahora perder el control de las primarias y,
sobre todo, que no lo quieren tan cercano a dos acontecimientos tan cruciales
como el relevo del secretario general y el congreso que va a cambiar, debería
hacerlo, el equilibrio de poder y los objetivos del partido,
Es lamentable pero parecen más preocupados por controlar el
partido y sus despachos que por recolocarse junto a la sociedad que les ha dado
la espalda y que, aunque ellos no parezcan creerlo, están deseando recuperar la
fe en un partido que todavía se denomina "socialista, obrero y
español", Creo que lo que le vendría bien al PSOE es vivir más preocupado
por su "alma" por sus principios y por la gente que por esos juguetes
macabros, tan peligrosos en manos de algunos, como son las encuestas. Creo que,
si el PSOE se hubiese preocupado más por explicar las cosas como son, por
hacer pedagogía de lo que realmente había que hacer en cada momento, en lugar
de hacerse liftings ideológicos y por cubrirse la cara con capas de maquillaje,
vistiéndose ridícula y trágicamente de lo que no es, hoy quizá no hubiese
perdido el favor de quienes fuimos sus votantes y le sería mucho más fácil dar
ahora el salto que le devolviera junto a su electorado "natural"
Al PSOE, a sus dirigentes y a sus militantes, le molesta que
Pablo Iglesias y sus compañeros le encuadren dentro de la "casta" y
yo creo que mejor le habría ido si todo el esfuerzo que hace para defenderse de
esas acusaciones lo hubiese empleado en cuidar de que el partido no cayese en
el ámbito de los corruptos y en impedir tantos, demasiados, pactos contra
natura, porque eso y no Podemos es lo que ha provocado su hundimiento y
la desconfianza de la sociedad.
Pérez Tapia, el menos aparatista de los candidatos propone
que militar en el PSOE y formar parte de un consejo de administración sea incompatible
y creo que tiene razón, porque después de tantos años de democracia y de más de
treinta desde que el PSOE "tocó" poder, son demasiados los militantes
sentados en esos terribles consejos de administración y es demasiada la
contaminación que producen esas empresas en las decisiones del partido, pareciendo
en ocasiones que se piensa más en ellas y en satisfacer sus deseos que en
defender al ciudadano.
He votado y defendido muchos años al PSOE, pero, como diría
Rocío Jurado "hace tiempo que no siento nada". Quizá un poco de
vergüenza de haberlo hecho tantos años. Ahora, por fin, se abre una ventana a
la izquierda, no sé si tan ilusionante como aquella del Palace, la han abierto
Podemos y otras fuerzas que, unidas, generan esperanza a quienes hemos
perdido la fe ellos y, aunque sólo sea por darles celos para que vuelvan a
fijarse en mí, me estoy asomando en ella.
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