viernes, 8 de enero de 2016

TENDRÁN QUE EXPLICARLO



Traigo esta foto a la entrada porque es muy explícita. Es, nada menos, que una "foto de unidad", una de esas fotos de esas que se hacen los dirigentes de los partidos, preferentemente en patios o azoteas, para dejar claro -en realidad, para hacernos creer- que están unidos, una foto más o menos reciente, el vientre de Susana Díaz lo deja claro, que, sin embargo, hoy queda muy lejana.
Creo que fija el momento en el que los barones del PSOE "cerraron filas" en torno a Pedro Sánchez, el momento en que Susana Díaz, o quien le aconseje, llegó a la conclusión de que aún era pronto para asaltar Ferraz y, luego, La Moncloa, una foto en la que no hay navajas a la vista, pero se huele el acero que esconden. Ese es, desde que Felipe González decidió no perder las elecciones y que iba a ser muy cansado volver a la oposición, el destino del PSOE, un triste destino que pagamos todos los que entonces le votamos.
Lo que le ha ocurrido y le ocurre al PSOE es consecuencia, es el efecto secundario, de un liderazgo tan fuerte como el de González, un liderazgo que tejió un aparato fuerte y a la defensiva, a imagen y semejanza de Alfonso Guerra, en el que cualquier intento de destacar, cualquier movimiento por parte de alguno de los barones, conllevaba la decapitación inmediata, "el que se mueve, dijo, no sale en la foto, lo que llevó a la grisura absoluta del partido, a una falta de liderazgo que ha desembocado en dos figuras, Pedro Sánchez y Susana Díaz, incapaces de liderar un partido unido.
No sé qué encuesta, interna o externa, ha llegado a oídos de los barones socialistas encabezados por Susana Díaz, pero, de existir, ha tenido efectos sosegantes en las filas del que, por el momento, sigue siendo el mayor partido. Eso, o es que los barones socialistas se han encerrado en casas y despachos, en modo "mute", para practicar con los juegos de rol que, sin duda, les han traído los reyes.
Evidentemente, Pedro Sánchez, que está probando en sus carnes exactamente la misma medicina que aplico en Madrid a Tomás Gómez y los suyos, no es el "primus inter pares" que necesita su partido. No lo es él y, como diría González, ese líder indiscutible aún está estudiando el COU o lo que sea que se estudie ahora en su lugar. Pero, si quiere llegar, debe darse prisa, porque, al paso que va el PSOE, puede ser que, cuando llegue, no quede ya partido que dirigir.
Pedro Sánchez ja sido un candidato "fabricado" para los carteles, perfectamente consciente de sus limitaciones y empeñado en segar cualquier cosa que crezca a su lado, si tiene la menor sospecha de que pueda hacerle sombra. Lo curioso es que, siendo ese el candidato elegido por el PSOE, sus militantes parezcan empeñados ya, en deshacerse de él, sin darle siquiera la oportunidad de cumplir con la obligación de intentar formar un gobierno alternativo al tan derrotado como él Mariano Rajoy.
Ahora parece que, al menos momentáneamente, la calma ha llegado a las filas del PSOE, Sánchez ha acudido en peregrinación a Portugal, no a Fátima, no sería suficientemente laico, sino a Lisboa, quién pudiera, donde se ha visto con Antonio Costa que, desde su mismo punto de partida, ha conseguido dar a los portugueses un gobierno progresista que, si no responde a los deseos de la banca, Bruselas y so troika, sí refleja con más verosimilitud los deseos de los votantes portugueses. 
El viaje de Sánchez, hay que reconocérselo, ha sido todo un acierto, porque ha dicho a unos y otros que, también en España, es posible formar un gobierno progresista con el que satisfacer a quienes votamos a la izquierda, incluidos los que votaron al PSOE, que no soportarían que el partido de la calle Ferraz franquease el paso al PP en su regreso a La Moncloa.
Sin embargo, ya hay quien desde el propio PSOE se empeña en decir que en Portugal no existe "el problema soberanista" y vuelve a empuñar las malditas líneas rojas contra su secretario general. El PSOE tiene que intentar formar ese gobierno y, si no lo consigue, especialmente si no lo consigue por el acoso de sus barones tendrá que explicárselo a los españoles, a los que habrían dejado con la miel del cambio imprescindible demasiado cerca de los labios, como para no poder probarlo.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Lo de los "barones" explica claramente el nivel de nuestra clase política...de "pandereta" !

Saludos