viernes, 29 de enero de 2016

BECAS ALFONSO Y RITA



¡Qué descaro! Ni entrenando puede hacerse un ejercicio de cinismo que se acerque siquiera al de los dirigentes del PP en Madrid y Valencia. Cada día que pasa, cada escándalo que se descubre, cada caja B que aparece, no merecen, por parte de los dirigentes populares, más que el desplante a la verdad y a los ciudadanos, ese "hacer la estatua", ese "ver, oír y callar", que tan bien se le da a Mariano Rajoy y que, a mí, y espero que, a la mayor parte de los ciudadanos, me repugna.
Cómo puede ser que ocupe no sólo un lugar, sino un lugar tan destacado como el de la portavocía del Partido Popular en el Congreso, un personaje tan inmoral, tan mentiroso y tan malencarado como el ínclito Rafael Hernando, encargado, como un perro de presa rabioso y desconfiado de guardar su jardín de la pureza y la verdad, en el que hace tiempo ya que no crece nada, de tanta basura y tantas heces y orines como ha dejado en él el "perrito".
A Hernando le da lo mismo acusar a Podemos de golpismo que responsabilizar a los socialistas de hace cuatro años de la corrupción que hoy ahoga a su partido. sin pensar, o quizá pensándolo muy bien, quién sabe, en que Rajoy anda como loco "enseñando la pierna" al PSOE para ver si se aviene a yacer con él en el jergón de esa gran alianza que pondría a salvo o al alcance de un indulto, por más ominoso que sea, a sus muchos corruptos.
Y es que los corruptos, por más que miren al techo silbando, son suyos y trabajaban para ellos. Para poder reformar oficinas y despachos en la calle Génova, para remozar las sedes provinciales, para pagar los despidos simulados y en diferido o para jugar con ventaja al juego de las elecciones. Porque cómo si no es posible que el PP contratase a precios muy por debajo del mercado toda la parafernalia de sus mítines, a cara descubierta o no, precisamente con las empresas que se beneficiaban de los contratos de sus ayuntamientos.
Por eso no vale la vieja estrategia de hacerse los ofendidos, ese cuento infumable de que los corruptos saqueaban sus cuentas, que "cosían para fuera" vamos, aprovechándose del partido para llevar a cabo sus negocios y corruptelas, sin que nadie -insisto, nadie- se enterara ni mucho menos hiciera nada para impedirlo.
Esa es más o menos la copla que entona desde Valencia Isabel Bonig, presidenta del Partido Popular valenciano, sucesora del hasta anoche entre rejas y hoy con una fianza de dos millones de euros, para cubrir la responsabilidad de sus desmanes, anunciaba su intención de exigir una indemnización por dañar la imagen del partido a quienes resulten condenados en el sumario abierto el lunes. Pero no para ahí la cosa, porque Bonig, atacada al parecer por el virus de lo social, aclaró que lo obtenido por esas hipotéticas demandas se destinaría a obras sociales o, por ejemplo, a becas.
¡Qué bonito! Devolver a la sociedad lo que le han quitado bajo sus siglas. Me acordaba esta mañana, mientras reflexionaba sobre ello, después de escuchar las palabras de Isabel Bonig, de aquel papel que envolvía las mejores naranjas de cada montón, con la marca o el nombre del productor, a veces tan entrañable como el de aquellas naranjas "Manolín" de la familia Molés. Me acordaba de esos envoltorios y volaba mi imaginación hacia otras marcas. Marcas, por ejemplo, como "Comedor social IMELSA", "Residencia de la tercera edad Camps" que valdría para el ex president Francisco y para el diputado nacional implicado Gerardo, o "Becas Alfonso y Rita". Tendría gracia, sí señor.




1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Ciertamente suena a chiste...

Saludos