Yo, me pico y me rasco tras conocer lo que Esperanza
Aguirre ganó en el años 2013, el año en que se barrió el confeti de ese sueño
vacío que fue Eurovegas, el mismo del ERE de Telemadrid, el año en que millares
de hogares madrileños se vinieron abajo, el año en que decenas de miles de
niños dejaron de comer bien y con "fundamento" en los colegios
públicos. El mismo año en que, después del fiasco que supuso el fracaso
anunciado de esa ciudad del vicio que, según ella, iba a traer riqueza y miles
de puestos de trabajo, después de comprobar que no se iba a cerrar ese negocio humillante
y turbio que "estuvimos" a punto de hacer con todo un mafioso,
ese mismo año, nuestra neoliberal condesa, la que una vez dijo que no le
daba el sueldo para calentar su casa, en realidad un palacio en el centro de
Madrid, ganó trescientos sesenta y nueve mil euros como cazatalentos y otros
cinco mil en premiso de juegos de azar.
Me gustaría saber, para no tener que rascarme, qué talentos
ha cazado esta señora para cobrar lo que equivale a cuarenta veces el salario
mínimo que cobran en un año los trabajadores españoles en el caso de que
tuviesen la suerte, desgraciadamente hay que hablar de suerte y no de derecho,
de poder trabajar y cobrar por ello. Me gustaría saber, para no sentir picores,
qué hace esta señora, para ganar en un solo año, lo que muchos españoles no van
a ganar en todos su vida laboral. Me gustaría saberlo, pero me temo que me voy
a quedar con las ganas.
Me voy a quedar con las ganas, porque esta señora, pérfida
en casi todo, es buena en una cosa, que no es otra que la habilidad de
convertirse inmediatamente en víctima, la falta de escrúpulos para hacer borrón
y cuenta nueva de todo lo dicho sobre oros, la falta de escrúpulos para agitar
ante las cámaras las declaraciones de la renta de otros, exagerándolas incluso,
e indignarse cuando aparece la suya, eso pese a que cualquier político que pide
el voto a los ciudadanos debería hacer púbicos sus bienes y sus ingresos, para
que nadie pueda sorprenderse de conocerlos una vez elegido.
No es decente, de ninguna manera, en quien se pasa el
respeto a las normas y a la autoridad por el forro de un cajero, hacer de la
aparición de estos datos, un tanto vergonzantes en estos tiempos y más para
quien dice querer trabajar para el bien común, un casis belli para llevar ante
la Fiscalía General del Estado, por qué no al juzgado de guardia, para evitar
las colas quizá, su autobús de campaña cargado de teles, micrófonos y
fotógrafos para reclamar la apertura de la investigación que esclarezca la
autoría de la filtración de su declaración. No, no, no es decente, como tampoco es decente que vaya amenazando a los ciudadanos en plena campaña de la Renta, con que, si no ganan ellos, los de siempre, la caja común de toso se hundirá y dejará deser solvente
Sabe hacerlo y sabe hacerlo muy bien. Sabe que cualquier
cosa que haga o diga va a tener un hueco en los medios. Y no sólo usa sino que
abusa de esa circunstancia. Lo que deberían hacer los medios, además de prestar
atención a los requerimientos de la condesa, es investigar los datos conocidos
ayer y saber en qué consiste tan bien pagada actividad privada. Mientras tanto,
mientras no se aclare eso, me picara la curiosidad y tengo derecho a rascarme pensando que tan abultados
ingresos son el pago simulado y diferido de algún que otro favor pasado o
futuro.
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