jueves, 28 de mayo de 2015

¿A QUÉ TIENEN MIEDO?

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Qué empeño el del partido popular, con la condesa  la cabeza, en extender sus miedos que los tienen y tienen razones para tenerlos,  a toda la ciudadanía. Qué miedo tienen al radicalismo de Ada Coolau o Manuela Carmena, qué miedo tienen a que el dinero que se destina a que la Fórmula 1, en manos de personajes tan siniestros como lo que se juntan con Aznar, recale en Barcelona apenas tres días se destine a que los niños y las niñas de la capital catalana coman decentemente todos los das, qué miedo tienen a que las calles de Madrid vuelvan a limpiarlas trabajadores pagados decentemente por empresarios decentes, qué miedo tienen a que haya huertos urbanos en lugar de torres mastodónticas o centros comerciales que entontecen a jóvenes y no tan jóvenes 
¿No será que el miedo lo tienen a que la parte de todo ese dinero público malgastado que iba a parar a sus bolsillos y los de sus amiguetes, no será que temen que se revisen las cuentas de aquellos tiempos en que las ciudades vivían alegres y confiadas y bastaba con agitar unos aros olímpicos ante sus ojos para que los ciudadanos les diesen sus votos llenos de pasión y ceguera? ¿No será que se va a ir al paro y al carajo toda esa legión de carromeros y nicolases, grandes o pequeños, que florecían a la sombra y al servicio de quienes han llegado a creer que las ciudades, que son de todos, eran una finca más de su propiedad? ¿No será que temen no poder dejar más todos esos carísimos mojones de gusto infame y gusto dudoso que han ido sembrando en las plazas y rotondas de todas las ciudades en que han gobernado, sólo para hacerse una foto y quién sabe su hacer negocio?
Tienen miedo a perder todos esos privilegios y todos esos negocios de los que han vivido y tan bien, a costa de la ruina y la felicidad de muchos ciudadanos. Tienen miedo a que ya no les desmontar todo eso que los ayuntamientos y gobiernos autónomos han levantado durante años para reequilibrar una sociedad que, en manos de los mercados sin límites y sin alma, tiende a la injusticia. Tienen miedo a que ya no les dejen hacer negocio para enriquecer a amigos y familiares con las viviendas compradas o construidas con el dinero de todos para dar techo a precios "sociales" a quienes no podrían tenerlo de otra manera.
Tienen miedo, mucho miedo, a que el chollo en que han vivido durante casi un cuarto de siglo con los votos, eso sí, de una mayoría de ciudadanos hipnotizados y adormecidos y con la abstención reiterada de tantos millares de desengañados que, alejándose de las urnas, han ido votando inconscientemente a quienes les han llevado a esa ciudad dura y sucia en la que ahora viven. Tienen miedo, mucho miedo a que, ahora que han pedido yodo el poder que tenían, los otros, los intrusos bolivarianos, los soviets, los viejos comunistas y sus socios demuestren que otra ciudad, otra sociedad, son posibles y tienen miedo a que los ciudadanos, incluso los que les han votado durante tantos años, descubran que la única ideología atractiva en democracia es la que acerca la justicia y la felicidad a los ciudadanos.

Tienen miedo a que se levanten las alfombras de los despachos en que han vivido encerrados durante tantos años, lejos de los ciudadanos. Tienen miedo a que se revisen sus cuentas y tienen miedo a que se abran ventanas y balcones, para que un aire fresco y distinto se lleve el olor a rancio, a dinero sucio y a cirio trasnochado que han dejado.


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1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Mucho miedo a dejar el puesto...
Ya lo dijo Porfirio Díaz:
"Cuando un hombre ha ocupado un puesto, investido de poder por largo tiempo, puede llegar a persuadirse de que aquel puesto es de su propiedad particular, y está bien que un pueblo libre se ponga en guardia contra tales tendencias de ambición personal; sin embargo, las teorías abstractas de la democracia y la práctica y aplicación efectiva de ellas, son a menudo necesariamente diferentes, quiero decir, cuando se prefiere la sustancia a la forma".


Saludos