Sería puro candor que los dueños del tablero de juego iban a
resistirse a retorcer las reglas para expulsar del mismo a quienes podrían
poner en peligro su propiedad sobre el instrumento que le permite dictar las
normas y repartir las cartas para el juego. Pues bien, en España se encarga de
repartir las cartas y de interpretar las normas la Junta Electoral Central y
acaba de hacerlo con la impudicia que cabía esperar, retorciendo las normas
para dejar fuera del pastel televisivo a los partidos más incómodos, aunque
para ello tuviese que dejar fuera a otros como IU, a modo de "torna" que justifique
cuadrar el peso.
El objetivo principal era sacar de los espacios gratuitos de
información electoral a Podemos que, pese a la cocina del CIS y a los
machacones mensaje de los medios afines al bipartidismo, conserva tras la
última encuesta unas buenas expectativas de voto. Y, para ello, se agarraron a
la excusa de que el partido salido del 15-M se presenta en coaliciones y con
nombres distintos en el territorio nacional, una alambicada justificación que
ha forzado a la Junta Electoral Central a dejar también fuera de esos espacios
por primera vez a Izquierda Unida, pero no a Ciudadanos que, como Podemos sería
nueva en el baile.
Afortunadamente, nada hay más aburrido que los panfletos
visuales que elaboran los partidos para los espacios gratuitos que les ceden
las televisiones públicas y yo apostaría porque resulta insignificante la
influencia que puedan llegar a tener en los votantes. Lo digo porque soy de los
que vieron aún con ilusión aquellos primeros "espacios gratuitos",
para darse cuenta después de que no había nada que ver en ellos y cambiar de
canal después, no digamos ya desde que desde hace 25 años las teles son ya más
de dos y, algunas, "de pago".
Tan escandalosa ha sido la decisión de la Junta Electoral
Central que se ha visto obligada a atender la reclamación del maltrecho partido
de UPyD, dejando fuera también a Ciudadanos, partido que cuenta con las
simpatías de PP y PSOE, el primero, porque podría Ciudadanos podría tener la
llave que le permitiese conservar el gobierno, ahora en peligro, en casi todas
las autonomías, y, el PSOE, porque Ciudadanos ha resultado ser el antídoto
perfecto para desactivar la efervescencia con que Podemos le estaría
arrebatando la supremacía en la izquierda.
Éste, el de la Junta Electoral Central dando y quitando
espacios es el último capítulo del culebrón impúdico con que los poderes
políticos y económicos, representados a la perfección por los medios que
controla y por los partidos que gobiernan o han gobernado, a los que sientan en
sus consejos de administración como pago a los servicios prestados. Un culebrón
que pasó del absoluto desprecio e ignorancia del 15-M a la torpe utilización de
Podemos para atomizar la izquierda, más tarde a la sorpresa por los resultados
de Pablo Iglesias y sus compañeros en las elecciones europeas y, vista la
aceptación entre la izquierda tradicionalmente abstencionista de la primera
fuerza extraparlamentaria con posibilidades, en una descarada campaña de
desprestigio de Podemos o, sino, del silenciamiento más absoluto de sus
propuestas.
Son las artimañas del rey de la montaña para mantenerse en
lo alto del montículo una vez llegado a él, son los codazos y manotazos dignos
de defensas "destroyers" que, como Sergio Ramos, saben que, fuera del
área, no son valen tanto, porque hace tiempo los propietarios de las grandes
empresas de este país, los bancos, las eléctricas, las petroleras, las grandes
constructoras, decidieron que es más fácil controlar a dos partidos, fáciles de
sentar a su mesa, que a tres, cuatro o cinco, más difíciles de contentar, por
no decir más difíciles de sobornar.
Los intentos del "sistema", el "régimen"
o "la casta", como prefiráis, por silenciar a Podemos son impúdicos.
Sin embargo, los que creemos que eso no debe ser así, que el cambio es posible,
tenemos una fuerza, las de las redes, difícil, si no imposible, de controlar:
las redes, nuestro círculo más próximo y la palabra. Yo ya estoy en ello y
estoy dispuesto a ser en ello tan impúdico como lo están siendo los que no
quieren aflojar el pie que tienen sobre nuestras cabezas. Y espero que los trabajadores de las televisiones púbicas se resistan y den publicidad a cualquier intento de imponer este injusto criterio en la información electoral en los telediarios.
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