El referéndum del pasado domingo en el municipio cacereño de
Guijo de Galisteo es lo más parecido al chiste de "susto o muerte"
con que me he topado en la vida real. Para quien no lo conozca, el chiste
cuanta cómo, entre dos "inocentes", uno plante al otro la disyuntiva
de elegir entre un susto y la muerte y que, después de haber elegido el susto
protesta, precisamente, por haberse asustado, a lo que su compañero de
aventuras le replica "haber elegido muerte".
Pues bien, creo que lo que ha ocurrido en dos de las
pedanías de Guijo, pero al revés, es consecuencia de que la mayoría de sus
vecinos no han pasado por el duro trance del paro o no han tenido que convivir
mucho tiempo con él. No se explica, si no, que la mayoría de los vecinos hayan
escogido destinar esos miles de euros a pagar unos festejos taurinos que, al
fin y al cabo, como vienen, se van , en lugar de dedicarlos a la creación de algún
puesto de trabajo, por más temporal que sea, que alivie durante unas semanas la
desesperada situación de quienes desde hace meses no tienen nada que llevar a
casa.
Quienes han elegido la papeleta de los toros es porque no
saben lo que es el paro, del mismo que el protagonista del chiste escoge susto
y nunca elegiría muerte, porque algo tiene oído de que eso de la muerte es cosa
muy mala. No es que yo desee el mal a nadie, pero cuando asisto a espectáculos
como éste desearía que alguno de sus protagonistas sufriese un baño de realidad
que le sacase de sus plácidas fantasías.
Eso por un lado: la insolidaridad de este pueblo al que le
gusta pasar por solidario, siempre que el objeto de su solidaridad esté lejos.
Por otro, otra vez el dinero público destinado a financiar eso que tan
incorrectamente llaman "fiesta nacional", porque ni es fiesta, ni lo
es para todos los españoles.
Cuando hablo de ello con amigos taurinos -tengo muy buenos
amigos que son, además, muy buenos "aficionados- siempre surge me
preguntan si sería favorable a la prohibición de las corridas y les contesto lo
mismo: que no, que bastaría con dejar de subvencionarla con dinero público,
como se subvenciona en las grandes plazas y en las de carros de los pueblos.
Ayer, el referéndum de Guijo fue la noticia estrella de los
telediarios y los magazines de las radios y tuve la impresión de que a más de
un vecino del municipio cacereño no les hizo gracia. Yo lo lamento, pero lo
tuvieron muy fácil para quedar como héroes y no como villanos. Hubiese bastado
con hacer como otro municipio, cuyo nombre siento no recordar ahora, que
renunció a quemar la efímera pólvora de los fuegos artificiales para destinar
lo que hubiesen costado a dar trabajo en torno a las fiestas a algunos de sus
vecinos en paro.
En Guijo de Galisteo había que elegir entre susto o muerte,
grandeza o miseria, y eligieron toros.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
2 comentarios:
Qué buena entrada!.
Un abrazo.
Hola, Marisa.
Ya no puedo dejar pasar la oportunidad de saludarte y agradecerte yu seguimiento y tus cariñosos comentarios.
No sé si nos conocemos, pero por los blogs que sigues, podría ser. Si no, podríamos hacerlo.
Publicar un comentario