No. No es un error tipográfico. No me he confundido al
escribir el nombre de la presidenta madrileña. Simplemente, con esa deformación
de su apellido, he querido subrayar la que, a mi juicio, es el principal rasgo
de su carácter, junto a, eso sí, una mala leche y un desprecio de proporciones
bíblicas a la democracia y la convivencia Esa característica que la define como
nada es el populismo perverso y un tanto fascistoide que tanto me recuerda a
Chaves, Castro o Perón y sus herederos.
Lo viene demostrando a cada momento. Si se descubre que hace
trampas en las cuentas, se inventa la polémica de los silbidos al himno. Si los
sindicatos le molestan, los convierte en vagos paniaguados, todos liberados, a
costa de sus compañeros. Si de lo que se trata es de recortar salario y
derechos a los funcionarios, los tilda también de vagos y de mentirosos. Sabe
muy bien que, en una guerra, lo primero es lo primero y el primer paso es
criminalizar al adversario y sabe también que lo importante no es no tener la
culpa sino tener a quien echársela.
La última jugada ha sido la de mantener entretenidos a la
prensa y el "populacho" con su inviable, y lo sabe, propuesta, robada
por cierto a UPyD, de reducir a la mitad el número de parlamentarios a elegir
en la Asamblea de Madrid
Sabe de sobra que esa cortina de humo es un desiderátum
imposible, porque, para llevarla a cabo habría que modificar el Estatuto de
Autonomía y, para ello, tendría que ponerse de acuerdo con catorce diputados de
otros grupos distintos al PP y, ahora, sin Tamayo y Sáez, le va a resultar
mucho más difícil.
Es otro de esos McGuffins que tanto le gustan y a los que
nos tiene ya acostumbrados, con el que esconder el recorte de más de un tres
por ciento en el sueldo de los ciudadanos, el cierre de centros de salud, la
retirada de la vacuna del neumococo o el cobro por la utilización de tramos de
carreteras que hasta ahora eran gratuitas.
Esperonanza tiene el mismo descaro que tiene la presidenta
argentina, digna heredera de su marido y del general fascista que dejó tocada
para los siglos el sentido común y la capacidad de autocrítica de los
argentinos. A Esperonanza le encanta sacar de vez en cuando mendrugos con los
que entretener a los perros, mientras esconde en su nevera raciones de suculenta
carne con la que regalarse y regalar a los de su cuerda.
No sé cuánto van a tardar los madrileños en darse cuenta de
lo que les pasa. No sé en qué momento se cansarán de asistir, aplaudiendo como
focas, al deterioro de lo público en Madrid, pero ya va siendo hora de que lo
hagan. Su problema no es que piensen que Doña Esperonanza va a solucionar sus
asuntos, su problema es que creen que la presidenta es uno de ellos. Y no, la
presidenta vive en un palacio, tiene a todos sus hijos colocados, también a sus
cuñados, y juega al golf, mientras, a ellos, cada vez les es más difícil llegar
a fin de mes.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
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3 comentarios:
Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa de Murillo y grande de España, es de esa clase de políticos y personas versados en el arte de arreglar un problema creando otro.
Un saludo.
Perdón, Esperonanza bla, bla, bla y grande de bla, bla, bla.
Política concienciadísima con las necesidades de bla, bla, bla, bla, grandes de bla, bla, bla...
Esta mujer, es déspota, vulgar y populachera, por el orden que se prefiera.
Desgraciadamente, esta vulgaridad permanente le resulta atractiva a muchísima gente que se identifica con esta forma de hablar, en plan "bocazas".
Y además, hasta me parece mala persona.
Con sus enemigos debe de ser "fina", no hay mas que escucharla cuando abre la boca, que es casi siempre, porque otra de sus cualidades es la incontinencia verbal.
¡Una pena!
Saludos. Ana.
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