Yo, que me pierdo en mis propias cuentas, reconozco que no
soy la persona más indicada para bucear en las ajenas y más si son las cuentas
de un monstruo con cabeza de oso y cuerpo de ladrillos y humo. Pero la anterior
confesión no me incapacita para opinar sobre dos hechos, a mi entender,
lamentables.
El primero tiene que ver con la figura de Rodrigo Rato, un
hombre que, si en un momento dado pareció que iba a serlo todo en política, se
fue apartando de la primera fila para dar con sus huesos, gracias a los apoyos
de quienes parecían querer "quitárselo de en medio" y al prestigio
que le dejó su paso por el gobierno de Aznar, en dorados y prestigiosos exilios
exilios de la política, de los que, al final, acaba saliendo antes de tiempo y
por la puerta falsa.
La de ayer, es la segunda vez que Rato no concluye un
mandato. Ya lo hizo sorpresivamente al dejar su puesto de director gerente del
FMI por razones personales, empañando de algún modo el prestigio de quienes le
habían dado su apoyo para llegar allí. En esta ocasión parece que se forzado
por Rajoy y su ministro de Economía, del mimo partido que le colocó al frente
de Cajamadrid, aunque no sé si de la misma familia. El caso es que parece que
los pasos dados por Rato al frente de la caja, creación de Bankia incluida, no
han sido del gusto de De Guindos.
También hay quien piensa que lo que hace el Gobierno
forzando a salida de Rato es curarse en salud ante las críticas que ya
comienzan a negar por emplear, en tiempos de recortes y sacrificios, siempre
para los mismos, dinero público que se está negando al Estado de Bienestar en
el rescate de una entidad bancaria privada que lleva tiempo escondiendo bajo su
alfombra la basura de su política de colaboración enloquecida y necesaria en el
desastre de la burbuja inmobiliaria. Quienes defienden esta segunda teoría creen
que sería incómodo para el Gobierno comenzar a inyectar a inyectar dinero
público procedente de nuestros impuestos, precisamente en una entidad presidida
por "uno de los suyos" que, además lleva tiempo reclamándolo, en
contra del criterio, al parecer ya superado, del ejecutivo.
En esas estamos. Este gobierno de neoliberales que huyen como
de la peste de todo lo que huela a público, por ineficaz y ruinoso, se van a
gastar nuestro dinero en reflotar una entidad que ha ido acumulando bajo su
alfombra y convenientemente camuflados los frutos, no sólo propios, sino de
Bancaja y otras cajas ladrilleras, del delirio inmobiliario. Nos dirán, ya nos
lo dicen, que esos miles de millones destinados al parche no son a fondo perdido,
sino que son sólo un préstamo, pero lo cierto es que se dinero está haciendo
falta, y mucha, en otra parte y a mí me hubiese complacido más que Bankia, si
tan mal está y tanto nos cuesta, debería pasar a manos públicas, como ha
ocurrido en casos similares en el Reino Unido y en los Estados Unidos.
Otro asunto es lo que se va a llevar Rato tras su
"espantá". Dicen que el límite está sólo en un millón doscientos mil
euros, lejos de los sesenta y tres millones que se llevó del BBVA su sucesor al
frente de Bankia. Y eso que, al parecer, Rato se va por no tener que ponerse a
las órdenes de Goirigolzarri. Sólo un millón doscientos mil euros ¡quien los
pillara!
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2 comentarios:
Ahora vemos donde se van los 7000 millones de la reducción presupuestaria de Sanidad: a Bankia. Esa cosa extraña que se creo juntando dos engendros madrileño y valenciano dando lugar a una engendro aún mayor.
Nos venden la idea de que esta inyección económica salvará al enfermo librándole de todo esa toxicidad que le corroe, que los activos y los pasivos quedarán cuadraos milimétricamente (salvo esas partidillas que todo buen economista sabe que colean como en todo buen balance que se precie) y se nos quedará la misma cara de “y yo con mi flor como un gili…, madre”, que cantaba la Mandrágora, cuando nos desayunemos un buen día con la noticia de que todo este dineral que le quitamos a nuestro sistema de salud pública ha ido a parar a los bolsillos de los directivos de la banca en incentivos y beneficios, como recompensa a un trabajo bien hecho.
Y me asalta la idea de: y los otros 3000 millones que el Gobierno de Rajoy con sus 27 asesores más que tenía Zapatero (que ya cobrarán lo suyo), les ha cicateado a la educación de nuestros hijos…¿dónde irán a parar?
El otro día leía a un médico orensano, con muy buen criterio, que comentaba que por cada 10% de reducción en sanidad, habría que reducir un 40% en políticos, ¡qué razón tiene!
Un saludo.
Esto hay que pararlo!
No se puede permitir que nos lo quiten de sanidad y educación para dárselo a Bankia.
No podemos permitir que unos cuantos se lo lleven todo y otros nada.
http://profesorgeohistoria.wordpress.com/2012/05/01/medio-pp-trabaja-en-bankiahasta-el-primo-de-la-la-dama-de-hojalata/
Calle calle y calle.
Salud y República
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