Ya estamos como nuestros hermanos griegos. Nuestra palabra
vale ya tanto, tan poco, como la suya. Con unas cuentas manipuladas a todas
luces y una banca que tiene más trampas que una película de chinos, ya sólo nos
faltan el Partenón y las islas para ser como ellos, porque, sentirme, al menos
yo, ya me siento como ellos.
Aún recuerdo los primeros momentos de la crisis, aquellos en
los que se acusaba a Gracia de mentir en sus cifras, de tener las jubilaciones
más prematuras de Europa y de ser, en fin, una recua de parásitos, aferrada a
la teta de Europa, algo que ya no nos queda tan lejos.
La desfachatez de los gestores públicos españoles, que
esconden las facturas en los cajones y barren sus vergüenzas bajo las
alfombras, da que pensar. Como da que pensar escuchar al consejero madrileño de
Sanidad, Fernández-Lasquetty, colocarse la medalla al heroísmo por hacer, y
hacerlo tarde, lo que está obligado a hacer.
Más desasosegante es escuchar a Rajoy, el presidente
guadiana, esa mezcla perfecta entre un avestruz y Don Tancredo, que ayer
balbuceaba excusas en su patética respuesta a las palabras con que Hollande
admitía la posibilidad de intervención de los bancos españoles, poniéndolas en
duda y no dándose por enterado de las mismas, como si entre el personal de
Moncloa no hubiese una legión de periodistas y diplomáticos encargados de
escuchar, glosar e informar al presidente de cualquier alusión a nuestro país.
Vamos camino de estar como Grecia o, quizá, un poco peor,
porque, si los griegos no pueden formar gobierno, nosotros tenemos uno con
mayoría absoluta que resulta tan inoperante como el no gobierno que tienen los
griegos. Y es que está claro que el gabinete de Rajoy no sabe hacer otra cosa
que restar partidas de los presupuestos más sociales, mientras que es incapaz
de anticiparse a fenómenos más o menos previsibles, dando con ello pábulo a
quienes difunden rumores y siembran dudas en beneficio de los especuladores.
En fin, vamos camino de convertirnos en la segunda Grecia de
Europa y, no sólo eso, porque, con este gobierno, que es como un mal sueño, podemos,
incluso, mejorar el modelo. De momento, los inspectores de Bruselas están
echando un nuevo vistazo a nuestras cuentas. A saber que encuentran en ellas.
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1 comentario:
Esperemos que no tengamos que lamentar ningún caso como el de Dimitris Christoulas frente al Parlamento griego, bueno, aquí (y perdona por la frivolidad) sería frente a la peluquería (donde va Espe con coche oficial, ah, no, que desde que pillaron a la Botella ya no lo hacen), porque debe de ser en la peluquería, de compras o en el cumple del niño donde deciden las medidas a seguir para salir de la crisis.
Un abrazo.
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