lunes, 22 de enero de 2018

CUCU TRAS


A los niños, cuando son bebés, se les entrena, los juegos no son otra cosa más que entrenadores, de muchas maneras. Una de ellas es ese "cucu tras" tan simple y que tanto les divierte, con el que se dan cuenta de que hay otra dimensión, otro mundo,  más allá de lo que tienen delante de los ojos, con él, aprenden divertidos que, además de lo que ven, hay más cosas, una mano, un muñeco, la cara divertida de papá o mamá o su juguete preferido, descubren también que ellos mismos pueden esconderse tras una mantita o, simplemente, tras sus manos.
Ese aparecer y desaparecer, esperando una sonrisa como recompensa, les divierte y les enseña, porque con él aprenden a esconderse y a buscaron él, aprenden a buscar, a desconfiar y, sobre todo, a llamar la atención de su interlocutor. Pues bien, a ese juego tan simple juega en estos momentos el cesad president Puigdemont, apareciendo en Copenhague tras unos días de tedio informativo, en los que la aventura europea del líder del JuntsXCat está dejando de interesar a propios y extraños, unos días en los que pagar la luz, renovar el abono-transporte o llevar los niños al colegio acaba, como no podía ser de otra manera, por preocupar más que los paseos del tan exhibicionista exiliado por la aburrida Bruselas.
Quizá ese haya sido el motivo por el que Carlos Puigdemont ha decidido aceptar la invitación de una universidad danesa para dar una conferencia en Copenhague, quizá por ello ha emprendido una nueva excursión, esta vez un poco más al norte, y quizá, para que no nos aburramos, la fiscalía ha decidido prender fuego al castillo de fuegos artificiales que preparaba Puigdemont, solicitando la reactivación de la euroorden contra él, pensando con todo su candor, que el Supremo dará satisfacción a sus deseos y que el gobierno danés detendrá al conferenciante para que pueda ser juzgado en España por el exagerado delito de rebelión.
Uno y otros quieren llamar nuestra atención y lo hacen casi con desesperación, pero a mí me aburren.
Ya no quiero jugar al gato y al ratón con ellos. Estoy cansado y creo que, en este asunto, ya lo he visto todo más de una vez y más de dos. Por eso, sólo quiero que acabe cuanto antes este aburrido "cucu tras! al que, sin ninguna gracia, nos obligan a jugar todos los días.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Una gran reflexión ...