No seré yo quien defienda a capa y espada a quienes durante
tantos años han gobernado Andalucía a placer, con esa mezcla de populismo y
despotismo, tan propia de quienes cabalgan sobre mayorías absolutas, como quien
cabalga un potro desbocado. No lo haré en el caso de José Antonio Griñan y
Manuel Chaves, pero no puedo dejar de decir que echo en falta comportamientos
similares de la Fiscalía en casos tan sangrantes o más, como lo han sido los
gobiernos de Esperanza Aguirre o su sucesor, Ignacio González, en la Comunidad
de Madrid o Francisco Camps y Alberto Fabra en la valenciana.
Eso, por no hablar de la providencial
"oportunidad" con que el tribunal que juzga el caso de los ERE se
manifiesta para, voluntaria o involuntariamente, equilibrar los efectos que los
escándalos que la gestión del PP ha desatado en otras comunidades.
Naturalmente, el fiscal está en su derecho y obra conforme a la ley cuando hace
públicas sus peticiones para los dos expresidentes andaluces, pero da que
pensar el hecho de que esa petición haya irrumpido en la actualidad
coincidiendo con el clímax de la polémica desatada por la no renuncia de Rita
Barberá al escaño que le otorgaron para el Senado las Cortes Valencianas,
escaño que, por cierto, la pone a salvo, de momento, de decisiones como
la que se acaba de tomar con Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Supongo que los asesores de comunicación de los partidos
saben lo que tienen que hacer en estos casos y los hacen. El PP, agitar y
remover la boñiga que acaba de caer sobre el PSOE, para que su olor disimule el
del asunto Rita, mientras el PSOE, por su parte, hace algo parecido, pero sin
reservas mentales, a lo que estoy haciendo yo ahora mismo. Nos dirán que
defender a los propios y atacar a los contrarios sin hacerse preguntas es lo que
toca, pero, la verdad, los ciudadanos no nos merecemos eso. Más bien echamos de
menos un poco de autocrítica y, sobre todos, una actitud de defensa de los
ciudadanos y del sistema que, por lo general, brilla por su ausencia.
Creo que ahora es momento de aclarar que, amén de por las
presuntas irregularidades cometidas por ellos o por sus subordinados, si Chaves
y Griñán se ven en las que se ven es por haber renunciado en su momento a sus
escaños en el Congreso y el Senado, con su correspondiente paraguas judicial, o a la reelección que, sin duda y no por
falta de ganas, podría haberles proporcionado el PSOE, su partido, . Algo muy
distinto de lo hecho por Rita Barberá y, seamos sinceros, la práctica totalidad
de nuestros representantes.
Habrá quien me diga que la cabeza de Griñán y Chaves fue el
precio pagado por Susana Díaz a Ciudadanos para que consintiese su gobierno en
Andalucía. Algo que no deja de ser cierto, pero, al tiempo, habría que
reconocer que no opusieron la resistencia que demuestran los imputados del PP,
desde Rita Barberá a Gómez de la Serna, pasando por no sé cuántos más ni en
cuántos asuntos más.
Insisto en que no me parece mal que Griñán y Chaves sean
juzgados y, a la vista de lo probado, absueltos o condenados. Pero, del mismo
modo, echo de menos ver pasar por lo mismo a personajes como Esperanza Aguirre,
que, como una gallina clueca, ha estado sentada sobre el nido, el gran nido, de
corrupción que ha sido la Comunidad de Madrid, desde su llegada a la
presidencia, propiciada por el soborno indemostrable, de momento, a los
diputados socialistas Tamayo y Sáez, soborno que fue investigado por una
comisión parlamentaria presidida, atención, por el insigne inquilino de la
prisión de Estremera, Francisco Granados.
Echo de menos en ese trance a Esperanza Aguirre y su sucesor
Ignacio González, responsables del deterioro y desmantelamiento de la Sanidad y
la Educación pública en Madrid, despilfarradores y malversadores del dinero que
es de todos y para todos, del mismo modo que echo de menos a todos esos
personajes y personajillos que tanto han tenido que ver con el saqueo de las
arcas de una comunidad, la valenciana, que había sido siempre rica.
Está bien que Chaves y Griñán seas investigados y, si es
menester, juzgados, pero Esperanza Aguirre, Ignacio González, Francisco Camps y
un largo etcétera, también.
1 comentario:
Muy bueno...
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