De aquí a un mes, los españoles tendremos que decidir qué
país queremos para los próximos años. Va a ser éste in mes trepidante, en el
que la actualidad va a esforzarse por cumplir el tópico y convertirse en
trepidante. Va a ser un mes en el que cada día, al tiempo si no, nos vamos a
desayunar con un nuevo escándalo, casi todos relacionados con el poder y casi
todos, por tanto, relacionados con el partido que más poder ha concentrado en
este país en democracia, que no es otro que el que reforma sus sedes y sobrealimenta
los sueldos de sus cargos con dinero, efectivamente, el Partido Popular.
Un partido, el PP, que se permite confundir y anteponer lo
"legal", que no lícito, a lo ético y que premia con su apoyo al
diputado de boca caliente que cobra de una constructora que contrata con las
administraciones que gobierna su partido, implicada en una presunta mordida de más
de cien millones de euros al gobierno de Castilla y León, por informes escritos
en el aire o charlas de café. Un partido que, ante lo poco estático del asunto,
no hablemos ya de lo nada ético, en lugar de afear la conducta de tan
destacados militantes como lo son Trillo y Martínez Pujalte, les arropa con las
palabras de su portavoz en el Congreso y les promete una ampliación del
reglamento que les ampare y no deje al descubierto sus vergüenzas.
Pero no nos engañemos. Tanta maldad, tanta manga ancha y
tanto descaro no serían posibles de no haber mediado el consentimiento o la
"vista gorda" del otro gran partido del arco parlamentario, el PSOE
que se ha doblegado, cuando no ha sido él mismo el que ha llevado la
iniciativa, a degradar el comportamiento ético que todos esperamos de quienes
nos representan, descosiendo aquí y allá para que quepan en él los
"negocietes" de unos y otros.
Gracias a ese silencio que desde hace tiempo ha ido vaciando
aquí y allá sus graneros de voto. el PP se ha permitido, como tal partido o por
sus miembros tomados de uno en uno, el saqueo sistemático del país,
despojándole de todo aquello que necesitamos y es nuestro, cuando puede llegar
a ser una "oportunidad de negocio" para los amiguetes. Gracias a ese
silencio se han amasado fortunas, hasta el punto de que algunos, y no
necesariamente del PP, han pasado de simples abogados a terratenientes con
negocios no siempre fuera de las aguas turbulentas.
Porque no sólo en el PP hay "ratos", también los
hay en las bancada socialista, también son dados a usar las puertas giratorias
y a aposentar sus delicados traseros en los consejos de administración de las
grandes empresas y también han trabajado, han puesto sus granito de arena, para
que eso sea, no ya posible, sino que, incluso, pueda parecernos lógico.
Uno y otro, PP y PSOE, han llegado a demasiados acuerdos,
sobre todo en materia de reglamentos para el funcionamiento de las cámaras y
para el comportamiento, los derechos y obligaciones, de nuestros avariciosos,
aunque bien es verdad que no todos, diputados. Uno y otro han ido, como digo,
ensanchando el traje pata que a sus señorías no les tire de la sisa cuando
decidan hacer alguna de esas piruetas que ahora tanto nos escandalizan. Uno y
otro han facilitado el saqueo en el gobierno de la Nación, en los autonómicos, en los ayuntamientos y las empresas públicas. Unos han abierto la puerta y otros han salido
con el saco lleno en terrenos tan dispares como la sanidad la educación, las
obras públicas, la asistencia social y la dependencia e incluso, qué vergüenza,
los subsidios de formación y desempleo io, simplemente, malvendiendo el patrimonio de todos
Unos y otros han apelado al miedo o al voto útil para
convencernos de que, sin ellos, llegaría el caos. Hoy, por el contrario y a
base de golpes y dolor, hemos descubierto que el caos son ellos y que el poder
sin control que tantas veces les hemos dado y que darles ese voto útil del que
nos hablaban ha sido lo más inútil que hemos hecho.
Por eso pienso que para poner fin a ese saqueo sistemático,
moral y material, de nuestro país el único voto posible en las próximas
elecciones es aquel que no vaya a ellos, el que contribuya a desalojarles del
poder del que tanto han abusado. Y no estoy hablando sólo de las elecciones
generales, sean cuando sean, sino de las del 24 de mayo, locales y autonómicas,
porque, de los resultados que en ellas se den, comenzará a depender nuestro
futuro.
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