Mi hija tiene una gata preciosa, pero un poco tonta, porque,
como los niños pequeños, cuando algo o alguien le asusta -yo, no me explico por
qué. La asusto- se esconde bajo el sofá, dejando la mitad del cuerpo y el rabo
fuera. Debe pensar, como el PP, que, dejando de ver lo que le causa ese miedo,
se vuelve invisible y a salvo.
El PP anda en esas. Se ha impuesto la disciplina de ignorar
cualquier dato, nuevo o no, sobre la trama Gürtel. No sabe, no dice, no
contesta a nada que le recuerde y, sobre todo, recuerde a los ciudadanos que
está podrido de cabo a rabo por una maquinaria que, a costa de disparar el
precio de todo lo que contratan o adjudican las administraciones que controla,
precio que pagamos todos, los beneficiarios de esos contratos
"regalan" al partido fondos para sostener su hipertrofiada estructura,
afrontar sus costosísimas campañas electorales u llenar el bolsillo de sus dirigentes
más "avispados".
Dejamos la pasada semana con el conocimiento del
informe del fiscal del caso Gürtel, tanto o más duro en sus calificaciones que
lo que vamos conociendo del trabajo del juez y coincidente con él en que el PP
se ha beneficiado de todos esos delitos detectados en su entorno, algo que, no
por ya sabido o al menos intuido, deja de sacudir la conciencia de quien lo
escucha, siempre, eso sí, que no estemos hablando del PP y sus dirigentes, que
guardan el más vergonzante de los silencios y se limitan a hacer público un
medido comunicad en el que subrayan que sólo son las conclusiones de la
fiscalía y en absoluto nada definitivo.
Curiosamente y mientras una de las más silenciosas ha sido
Esperanza Aguirre, siempre dicharachera y "desparpajosa" que se ha
quedado muda, mientras las investigaciones de la Guardia Civil alcanzan ya al
número dos de la Comunidad de Madrid y consejero de presidencia, Salvador Victoria,
acusado por la benemérita de hacer pagos encaminados a mejorar la imagen en las
redes sociales de dirigentes del partido, estando de por medio una de las
empresas que más contrata con el gobierno madrileño.
Silencio y más silencio, esconder la cabeza, mientras se
quedan con el culo al aire, como esperando que el Apocalipsis, con su fuego y
sus trompetas les libren de afrontar tantas responsabilidades como parece, cada
vez con más claridad, que tienen.
Al paso que vamos, Gerardo Díaz Ferrán y Francisco Granados
van a tener que juntar las mesas de sus respectivos módulos para acoger a los
nuevos jugadores que se sumaran a sus timbas, aunque, para desgracia de sus
"compañeros" de confianza en el módulo, ante tanta oferta como habrá,
Interviú acabará bajando el precio de las exclusiva de las fotos de tan
insignes reclusos. Y mientras eso llega, que llegará, la cabeza escondida y el
culo al aire. Como mi pobre gata, porque, si yo quisiera...
1 comentario:
Como bien dices..."estamos en esas"
Saludos
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