Puigdemont es listo y no puede negarse que hay una cierta
astucia en lo que hace y en cómo lo hace. Sin embargo, todo su esfuerzo y todo
el sacrificio que, voluntario o no, se exige de los catalanes corre
peligro de ser insuficiente para evitar el descarrilamiento de un tren lanzado
a demasiada velocidad por una vía incapaz de soportar sus despropósitos.
Además, no hay que despreciar el hecho de que todo lo que
hace o dice el ex president tiene un doble significado o, cuando menos, un
doble uso. Sin ir más lejos, su presencia en Bruselas, que, más allá de
provocar una crisis de confianza en el precario gobierno belga, apenas ha
tenido resultados en el presunto fin perseguido de llamar la atención de las
instituciones europeas sobre Cataluña y, cuando lo ha hecho, ha sido para
obtener un rapapolvo como respuesta.
Queda pues claro que, si ese era el fin, el fracaso es
evidente. Ahora bien, el otro fin, el oculto, el inconfesable, el de ponerse
fuera del alcance de la justicia española, ese en el que realmente se ha echado
el resto, está plenamente conseguido, porque se ha abierto una ventana de
tranquilidad de dos o tres meses, a lo largo de los cuales el garantismo de la
justicia belga asegura que, ni él ni los consejeros huidos serán entregados a
España.
Por lo demás, semana y media después de poner pies en
polvorosa, la presencia de Cataluña en la prensa internacional y sólo esos
numeritos, esas atávicas coreografías organizadas a mayor gloria del procés y
su conductor, con los alcaldes, bastón en ristre, de gira por Europa, a cuenta
de los vecinos, independentistas o no son capaces, por lo vistoso de la estampa,
son capaces de llamar la atención de los corresponsales, para quienes se monta
en exclusiva el espectáculo.
Con ese fondo, con esa cla entregada a su causa, Puigdemont
lanzó ayer su discurso, más exagerado que nunca, desplegó una y otra vez la
paradoja de pintar un país opresor, en el que "ya no es posible
vivir", ante un público entregado de doscientos alcaldes, de los más de
ochocientos con que cuenta Cataluña, trasladados a Bruselas sin el menor
problema con un billete de avión pagado con fondos de sus ayuntamientos, algo
difícil de imaginar en la Turquía de Erdogán, con la que un día sí y otro
también, se compara a España, entre otras cosas porque esos alcaldes, si así lo
quisieron pudieron dormir esa misma noche en sus casas. en la oprimida
Cataluña.
Paradójico y esclarecedor, porque Puigdemont sólo habla para
convencidos, para su propia cla, y lo hace para atacar sin piedad a todo aquel
que no le da la razón, para reprender con dureza a quienes no le hacen caso en
las instituciones europeas y para animar a la sublevación a territorios
europeos aparentemente calmados.
Todo un despropósito por parte de quien reclama la
solidaridad de esos países y esos territorios a los que enmienda la plana. Un
despropósito sólo equiparable a las mentiras con que, ebrio de soberbia,
salpicó toda su intervención, hablando de maltrato a los consejeros detenidos,
mientras recordaba que España había sido condenad, en otros tiempos, aunque
sobre eso pasó de largo, por torturas. También se refirió a esos consejeros y a
los dirigentes de ANC y Òmnium detenidos como presos políticos, algo que se
hizo insoportable y ofensivo para quienes realmente habían conocido las torturas,
a veces la muerte, en las comisarías y cárceles franquistas.
Transmitido en directo por alguna que otra televisión
aquí en España, fue el discurso de un ilusionista destinado a engañar a quien
quiere dejarse engañar, hacerse la ilusión, de que lo que el que ocupa el
escenario tiene entre las manos es lo que muestra y no lo que esconde. Un
espectáculo absurdo en el que la cla, los alcaldes de los bastones no fueron
más que un decorado humano que aplaude acrítico los números, destinados en
realidad a otra gente que ni se inmuta con ellos. Aunque el éxito de ese
espectáculo es el de ocultar con su humo de colores la realidad, esa que se
manifestó esa misma mañana en el Congreso en el testimonio de un policía de la
UDEF señalando a Rajoy, Trillo o Cascos como destinatarios de los sobres de la
Gürtel
1 comentario:
Muy interesante ...
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