No os engañéis pensando que Mariano Rajoy. el "director
general" de esa empresa incumplidora, evasora y tramposa que conocemos
como Partido Popular, pone cara de asco en esa foto de un mitin de campaña, en
la que se ve obligado a abrazar a su "delegado de ventas" en la
región de Murcia. No me cabe duda de que eso que parece asco no es más que una
de esas imágenes tramposas que quedan en las veloces cámaras de los
profesionales al descomponer cualquier gesto inadvertido en una ráfaga de
fugaces gestos, normalmente inapreciables.
No puede ser asco, quizá es sólo desprecio, porque el
abrazado, Pedro Antonio Sánchez, al que Eloy Velasco, el juez de la Audiencia
Nacional que instruye el sumario de la Operación Púnica, señaló ayer como autor
de unos cuantos delitos ligados con la corrupción, para que el Tribunal
Superior de Justicia de Murcia, ante el que está aforado, le acuse formalmente,
ese abrazado es el que se hizo con el timón y el turbo corrupto del partido,
para llevar a un PP renqueante a la victoria en las elecciones, que, como dicen
sin rubor los políticos, debe ser la principal, si no la única, misión de los
partidos.
Si a Esperanza Aguirre le crecen las ranas en el estanque
del PP madrileño, a Mariano Rajoy le crecen sapos., sapos díscolos que, cuando
se ven sorprendidos chapoteando en su charca se resisten a dejarla y amenazan
con croar sus trampas a los cuatro vientos o con escupir su veneno a diestro y
siniestro, caiga quien caiga.
Es lo malo de juntarse con esta fauna, con esta tropa, antes
o después se van a ver entre la espada y la pared y está claro, no hay más que
oírles hablar, que no van a tomar en solitario la palma del martirio y que
todas y cada una de las defensas emprendidas por Rajoy y los suyos no son
sinceras, sino que, más bien al contrario, lo que buscan es convertir a cada
uno de los "pillados", esos que tanta gloria y tanta
"pasta" han traído al partido, en escudos humanos tras los que
esconder sus vergüenzas.
Rajoy no parece darse cuenta de que las cosas han cambiado.
No quiere entender que el electorado ya no es capaz de aguantar la náusea como
hasta ahora. El presidente del PP ha confiado siempre en que la manipulación de
os datos y el camuflaje de las cifras del paro con ese subempleo o esa balanza
de pagos maquillada de recuperación a base de factores externos, como el precio
del petróleo a la baja o la inestabilidad de la costa norteafricana o Turquía,
rivales en el mercado turístico. De lo que no se da cuenta es de que esa
aparente prosperidad no tiene consecuencias en la población, especialmente en
la más joven y de que, eso, acaba por pasar factura en las urnas.
Por eso, aquel "Murcia a tope" resuena en los
oídos decentes como aquella cuenta obscena de los fajos de billetes recaudados
entre Alfonso Rus y el hoy arrepentido yonqui del dinero, porque no es lo mismo
imaginar que todo es una estrategia diseñada por las cabezas bien pensantes del
partido que tener la evidencia de quienes son y cómo se expresan los
extorsionadores y saqueadores que son en realidad.
Parece que, entre hoy y mañana, Pedro Antonio Sánchez dejará
el cargo al que se ha aferrado con uñas y dientes. Pero, si lo hace, no será por
vergüenza ni, menos, por arrepentimiento Si se va, lo hará para que no le echen
en la moción de censura a la que se enfrentaría a partir de mañana. Es lo que
tiene confundir dignidad y soberbia. Eso y no medir adecuadamente las fuerzas,
porque estoy seguro de que Sánchez confiaba en manejar a los jueces y fiscales
a su antojo y, por más razones que el ministro Catalá le hubiese dado para
pensarlo, estaba equivocado.
Rajoy debería haberse
conmovido con la carta con que acompaño su petición de baja en el partido
Alberto Garre, fundador del PP en Murcia. Pero no lo hizo. Seguramente, porque
Alberto Garre es un perdedor, decente, pero perdedor y lo que el PP necesitaba
para embaucar una vez más a su electorado no era decencia sino gente son
escrúpulos, capaz de gritar con entusiasmo ese sonrojarte ¡Murcia a tope!
1 comentario:
Por fin ha dimitido !
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