Se acerca la hora de la verdad y, a quienes juegan la
partida de estas trascendentales elecciones, no les queda más remedio que ir
enseñando sus cartas, las que tendrán que poner sobre la mesa a partir del
lunes 21, cuando se haga patente la imposibilidad de formar, como hasta ahora,
un gobierno con un sólo partido. Y, la verdad, es de agradecer que la
incertidumbre final y la deriva de las encuestas estén propiciando que, por
primera vez en muchos años estemos conociendo de antemano, si no lo que puede ser,
sí lo que resultará imposible.
Entre lo que ha cambiado a lo largo de esta campaña, están
el hieratismo de Rajoy, su eterno juego de adivinanzas y acertijos y su
distancia con los medios. De repente hemos descubierto a un presidente que se
deja interpelar y que, por primera vez, admite lo que a todas
luces resulta evidente, y que es el hecho de que, aunque el suyo sea
el partido más votado, no va a poder formar gobierno en solitario y necesitará,
para su investidura, de los votos o la abstención, según los resultados
finales, de al menos un partido grande y quién sabe si alguno más pequeño,
porque, "cosas veredes, amigo Sancho", a veces, la política hace
extraños compañeros de viaje y, si no, que les pregunten a Tsipras, a la hora
de sacar adelante su primer gobierno, o a Junts pel sí, en el desiderátum de
formar el suyo.
Pues bien, lo que vimos ayer hizo que más de un veterano
periodista tuviese que frotarse los ojos al ver a Mariano Rajoy, sentado entre
periodistas en el autobús de campaña, admitiendo ante ellos, no sólo que no
podrá formar gobierno en solitario, sino que, para formarlo, no recurrirá al
"mezquino y ruin" Pedro Sánchez ni a los demonizados universitarios
de Podemos. Luego, si ha echado cuentas y ha manifestado esas reservas, los
únicos "socios" posibles son, claro, Albert Rivera y sus Ciudadanos.
Parecería evidente y bastaría con ver el comportamiento de
los "naranjitos" en la Madrid, donde se retratan cada vez que pueden,
votando junto a los populares de Cifuentes en todo lo que tiene que ver con
derechos y libertades, la reforma del estatuto de Telemadrid, por ejemplo, o en
"oportunidades de negocio". Pero he escrito "parecería" y
no "parece". Y lo he hecho con toda la intención, porque me da que
Rajoy y su partido no pueden cambiar tanto en tan poco tiempo y que la
franqueza de Rajoy, ayer, corresponde a una estrategia de identificación entre
su partido y el de Rivera, para debilitar a este último y convertirlo en un
socio más fácil y más débil.
Resulta curioso que la campaña pretende acabar con el
bipartidismo, consciente o inconscientemente, se esté jugando, como el mus, por
parejas y que, en esa partida, las trampas entre compañeros estén al cabo del
día, porque qué otra cosa podría ser, de ser cierta, esa estrategia o qué otra
cosa puede ser la actitud de Pablo Iglesias, criticando farisaicamente a Pedro
Sánchez por haber llamado indecente a Rajoy, cuando tal afirmación está y ha
estado a cada minuto en boca de sus votantes.
Está claro que uno y otro, Rajoy e Iglesias, se sienten
crecidos tras las encuestas y buscan evitar la fuga de votos hacia su
"pareja" en la partida. Está claro que no van a decir la verdad hasta
que hablen las urnas, que no van a soltar prenda sobre posibles préstamos y
alianzas, porque, unos y otros, tienen ahora más que perder que lo que pueden
ganar, algo que entendieron Pedro Sánchez y sus asesores y por eso optaron por
la salida en tromba en el debate del lunes,
Quien no tiene nada que perder y todo por ganar es Alberto
Garzón, que, a pico y pala, diciendo la verdad y haciendo gala de una honradez
rara en este mundo de la política, ha cavado el túnel que ha permitido a su
Unidad Popular asomar en las encuestas y quién sabe si algo más. Por eso se
sintió libre a la hora de analizar la actitud de Sánchez en el debate, sin hacer en él una sangre innecesaria.
En cuanto a lo de Rajoy ayer, como digo, me pareció, por
extraño, una estrategia, pero quizá me esté equivocando. En cualquier caso
podría ser, porque cada vez está más claro que tanto monta, monta tanto el PP
como Ciudadanos.
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1 comentario:
Excelente artículo...
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