No quiero ni imaginarme cómo lo estarán pasando quienes se
mueven en el entorno de la cazadora de talentos, pero siempre se ha dicho que
"sarna con gusto no pica" y quien elige al amo, elige también su
humor y sus palos. Así que pena por ellos, la justa, pero reconozco que debe
ser duro bregar con un personaje acostumbrado, como lo está la condesa, al
"ordeno y mando", desde el ayuntamiento, el ministerio de
Educación con Aznar, la presidencia de la Comunidad de Madrid o el partido.
Ejercer el poder desde hace más de treinta años, para quedar
en simple jefa y portavoz de la oposición en un ayuntamiento, por mucho que ese
ayuntamiento sea el de Madrid, debe ser muy duro, deben ser muchas las horas
que le sobran al día y muchos los actos a los que ya no se la invita. Y, claro,
el día se hace largo y los dedos huéspedes en la espera, fuera de los
auténticos círculos del poder, que son los que manejan presupuesto.
Quizá esa espera lleva a un ser tan impulsivo como la
condesa, que últimamente no da una, a cometer errores de bulto, errores que
pueden acabar llevándola a un final de carrera plácido y pueden dejarla en el
más sórdido de los ostracismos. Que la condesa es ambiciosa, muy ambiciosa, no
es un secreto y que esa ambición puede llegar a cegarla, tampoco lo es. De
hecho, después de su salida precipitada del despacho de la Puerta del Sol, para
no comerse en primera línea marrones tan personales como el del penoso bluff de
Eurovegas o los coletazos de la operación púnica que han llevado a prisión
a su mano derecha, Granados, a otro de sus consejeros, Salvador Victoria,
y a algún otro alto cargo de sus gobiernos.
Forzada por esa necesidad de ponerse a cubierto, Esperanza
Aguirre, aceptó el regalo envenenado de la candidatura a la alcaldía madrileña.
Envenenado, porque, de haber ganado, hubiese tenido que dejar la presidencia
del PP madrileño, y porque, de haber sido, como ha sido, derrotada, con la
sangría de votos que lo fue, su prestigio de máquina de ganar elecciones se ha
venido abajo, y ya se sabe que a nadie le gusta el olor de la derrota. Tan poco
como a ella le gusta haber tenido que dejar la rutina de los micrófonos y las
ruedas de prensa más que semanales.
Probablemente fue por eso por lo que intentó el asalto de la
presidencia nacional con un golpe de mano desestabilizador, anunciando la
convocatoria de un congreso adelantado en el PP de Madrid, previo al Nacional
que debería revalidar el liderazgo de Rajoy, al que más que probablemente
acabaría presentando su candidatura, después de haber dejado sin lucha, la del
PP madrileño. Pero se le fue la mano en la guindilla y la reacción del aparato
nacional fue tan rápida como rotunda, negándole la capacidad estatutaria para
hacerlo, de modo que a la condesa le esperarían una larga temporada lejos del
protagonismo que tanto le gusta y, con toda seguridad, sin una Telemadrid a su
servicio.
Quizá por eso se inventó este fin de semana ese "gobierno
en la sombra" para el ayuntamiento de Madrid que se encargará de seguir
todos y cada uno de los pasos de los recién llegados, supongo que para
contraprogramar sus iniciativas y seguir metiendo la cuchara en el caldo de los
medios en el que tanto le gusta chapotear. Curiosa iniciativa, la de vigilar
desde la sombra al gobierno municipal. Curiosa, partiendo como parte de quien
fue incapaz de vigilar su propio gobierno, del que un vicepresidente, Granados,
ya está a la sombra a la espera de juicio y a unos cuantos más les espera el
banquillo de los acusados.
Eso, por no hablar de otros dudosos personajes que, como el
joven Nicolás, un cachorro del PP dado a actuar de conseguidor, chantajista y
"mamporrero", se han movido en el entorno del partido que aún
preside. Y quien no me crea que repase la oportuna foto con que se ilustra esta
nota.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
1 comentario:
Realmente oportuna....
Saludos
Publicar un comentario