Vaya por delante, y mis amigos, la mayoría republicanos, lo
saben, que el debate entre monarquía y república, no es algo
primordial para mí, siempre, claro, que el Estado sea democrático y que quien
ostente su jefatura se decente, Por eso admiro sin prejuicios la decisión, el
gesto, del rey Felipe VI de despojar a su hermana Cristina del título de
duquesa de Palma que su padre, el otro rey, suena raro, le regalo con motivo de
su matrimonio con el entonces deportista y hoy estafador Iñaki Urdangarín.
Digo que hay que observar el gesto sin prejuicios, porque no
debemos olvidar que, de algún modo, la decisión del rey es un anticipo de
condena a su hermana que está a punto de sentarse en el banquillo por su
presunta implicación en el caso Noos. Una actitud bien distinta de la del padre
comprensivo y quién sabe si algo más, que tuvo en su mano hacerlo y no lo hizo,
ya que sólo el rey reinante, como jefe de la casa real, puede hacerlo.
No quiero ni imaginar cómo habrán quedado las relaciones
entre ambos hermanos y con sus padres, pero, en todo caso, lo hecho por Felipe
VI con su hermana escapa al ámbito familiar, es la respuesta lógica al
empecinamiento de la infanta, empeñada en no renunciar a sus más que simbólicos
derechos dinásticos y a la frialdad con que, a los ojos de los ciudadanos, está
respondiendo a la cada vez más escandalosa situación de su marido, frialdad a
la que no escapa la estudiada e impostada indignación con que ejerce su derecho
a la defensa, encarnado por el hasta ahora reputado jurista Miquel Roca.
No sé en qué medida afectará el gesto a la valoración que de
la monarquía haga la ciudadanía, pero, en cualquier caso, se sumará a estos
anteriores que, como la limitación del gasto asignado a la Casa Real y la de la
misma familia real, han conseguido reflotar el maltrecho prestigio de la
monarquía española, dilapidado por su padre en sus últimos años de reinado.
No parece este rey tan cercano y dado a la chanza como su
padre, un monarca que podría pasar a los libros de Historia como Juan Carlos
"el campechano", pero lo cierto es que para los tiempos que le ha
tocado vivir, mejor le van la austeridad y estricta corrección que hasta ahora
ha demostrado Felipe.
Y llegado a este punto me planteo lo poco envidiable que
debe ser nacer ya heredero y ser educado desde la cuna para acabar teniendo que
tomar decisiones como ésta que le ha llevado a despojar a su hermana de un
regalo de su padre.
Supongo que es duro tener que permitir que la justicia obre
con su hermana como con cualquier otro ciudadano español, porque, salvo en contadísimos
derechos y obligaciones, eso es lo que es. Supongo que apartar a la hermana con
la que jugabas siendo un niño de las reuniones familiares que, en su caso y
para su desgracia, se producen las más de las veces bajo los focos. Supongo que
es duro, pero es sin duda necesario. Un gesto necesario y nada menos que toso
un gesto, Ahora, solo falta que la propia infanta reflexione y sea ella,
dejando de serlo, quien evite que una infanta de España, heredera, aunque lo sea remotamente, de la corona, se siente en el
banquillo de los acusados.
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1 comentario:
Es duro...pero...
Saludos
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