lunes, 8 de junio de 2015

GATO BLANCO, GATO NEGRO


Ayer domingo, mientras me preparaba pasar someterme al suplicio del sol de justicia que desde hace días luce sobre Madrid, al escuchar al director de AS, Alfredo Relaño, en la SER fuera de su horario habitual, pensé algo del desayuno, el tomate de la tostada o la leche del café, me había sentado mal, porque le escuché decir que, pese a las corruptelas destapadas en la FIFA por el FBI, el organismo que rige el fútbol internacional organiza bien los campeonatos del mundo y que en los partidos que organiza aparecen niños con "mensajes", atribuyendo, además, a los Estados Unidos una intención perversa en la investigación que perseguiría quitar a la Rusia que pretende quedarse con Crimea la organización del mundial 2018.
Menos mal que no defendió la celebración del mundial de Qatar, donde habría que jugar a cuarenta grados a la sombra y donde los estadios en que se celebrarán los partidos bajo un sol como el que padecemos estos días en el centro de la península, se construyen a marchas forzadas y con mano de obra que soporta inseguridad, riesgo de accidentes y condiciones de trabajo cercanas al esclavismo, como si de unas nuevas pirámides se tratase. Una decisión tan absurda, la de conceder el mundial a Qatar, que sólo la corrupción y una suma de intereses bastardos la justificaría.
Sin embargo, Relaño se mostró tan pragmático como los votantes del PP que, mientras se mantuvo  la bonanza de la burbuja inmobiliaria, miraron para otro lado y no quisieron ver la maquinaria corrupta y antidemocrática en que se ha convertido el partido que "todavía" gobierna España. Como aquellos que han votado al PP hasta ahora o como ese Felipe González que regresó de China entusiasmado por el proverbio delos gatos que le había enseñado Deng Xiaoping, gatos de los que no importaría el color siempre que cazasen ratones.
Pues bien, señor Relaño, señor González, señores votantes del PP, claro que importa, si no el color del gato, sí que, además de cazar ratones, no se coma lo que hay en nuestra despensa. Y me temo que los ratones de los que hablamos, aquí y en la sede de la FIFA en Suiza, llevan unos cuantos años, por no decir décadas, comiéndose el queso y las galletas de la despensa común, mientras les aplaudimos embobados, sin importarnos la calaña de quienes recaudan y gastan, sea en el fútbol o en el Gobierno. Y no hay más que ver al personaje que se ha encaramado a la presidencia del fútbol español, un tipo hosco y malencarado, al que, ni siquiera como primo lejano de los padres de uno de los contrayentes, querríamos en una boda.
Llevábamos demasiado tiempo embobados con obras faraónicas que no nos podemos permitir, con una economía basada en la especulación y el crédito que nos hizo creer que éramos los reyes del mambo y, a la postre, nos ha dejado con una mano delante y otra detrás, cuando no en la mismísima calle, después de toda una vida trabajando para pagar un piso que ahora es, como el beneficio, de los bancos y los banqueros que, junto a los políticos que con nuestro voto, eso sí, se lo han consentido, verdaderos responsables, junto con nuestra ceguera, de la desgracia.
Quizá Relaño tuviese razón al decir que la FIFA organiza mejor que el COI, quizá también la tenga al pensar que lo que interesa al FBI es arrebatar el mundial a Rusia. Quizá muchos españoles han vivido en los años pasados una época de lujo y caprichos que no esperaban, Quizá, Pero eso no justifica tanto abuso ni puede llevarnos a ignorar que, en nuestra casa, más de uno y de dos gatos, demasiados gatos, no eran del color apropiado.


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1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

El epílogo es un verdadero epitafio....

Saludos