Hay días en que cuesta más, no ya ponerse a escribir, que
siempre cuesta, sino decidir el asunto sobre el que escribir. En esos días uno echa
de menos tener a alguien por encima que ordene o sugiera el asunto de la
entrada que te consideras obligado a escribir y colgar en tu blog. Hoy es uno
de esos, un día en el que todo lo importante suena ya a manido, a escrito o
pensado demasiadas veces.
Qué decir, por ejemplo del hundimiento anunciado del Banco
Popular, provocado incluso por todas esas filtraciones, por todas esas
insinuaciones que, desde hace días, no han hecho otra cosa que precipitar su
hundimiento en bolsa, mientras quienes tendrían algo que decir en el asunto, el
ministro de Economía, Luis de Guindos, lo el gobernador del Banco de España,
Luis María Linde, callaban otorgando veracidad a los peores presagios o
balbuceaban increíbles desmentidos, más, conocida su habilidad para remover el
mercado y alejar las soluciones, como ya hiciera el ministro de Goldman Sachas
en el caso Bankia.
Escribir sobre la ruina del Popular y su compra por el
monstruoso, por tamaño, Santander, es volver a escribir lo escrito sobre Bankia
y las cajas, es volver a contar que una gestión desastrosa, en la que el único
objetivo de los altos ejecutivos del banco era la de forrarse bien forrado el
riñón ante el silencio incomprensible, si no cómplice, de las autoridades
encargadas de vigilar que lo que estaba ocurriendo ocurriese.
Y, si eso puede decirse de la banca y la economía españolas,
qué decir de nuestros políticos que más parecen hámsteres encerrados en una
bonita jaula de maderas nobles, con sillones de piel y alfombras, con cafetería
subvencionada y ujieres uniformados a su servicio, empeñados en devorarse sin
piedad unos a otros y ajenos a lo que ocurre, a lo que le pasa a la gente,
fuera de la lujosa jaula, que guardan dos leones de bronce. Qué decir de
comisiones y mociones de censura, si todo eso, con más o menos acierto, ya está
escrito.
Por último, las elecciones británicas y el atentado de
Londres. Desde el primer momento quedó claro que a la primera ministra Theresa
May no le importaban ni las víctimas del atentado ni la solución de los
problemas que causan el terrorismo, mucho menos, una gestión inteligente de la
lucha contra esa gran lacra que es para Occidente, pero no sólo para Occidente,
el terrorismo, Lo único que, desde el primer minuto, le interesaba a Theresa
May, lo único que trató de poner a salvo fue esa victoria que se prometía
tan feliz en las elecciones, para eso las anticipó a hoy, conocedora de la ventaja
de veinte puntos que le auguraban las encuestas cuando tomó la decisión.
Lo único que le interesó, antes que el consuelo de las
víctimas y el desmantelamiento de las tramas, si es que existen, en las que se
fraguó el atentado, lo único que le interesó, fue gestionar los efectos del
atentado a su favor, gritar esos "prietas las filas" y "cueste
lo que cueste", aunque el pago se haga en libertades y respeto a los
derechos humanos. Por eso se asomó a la puerta del 10 de Downing Street
blandiendo su lengua de acero y su mano dura, ofreciendo en bandeja de plata a
los terroristas, no la cabeza del bautista, sino las garantías y derechos de
los ciudadanos en que se basa nuestro Estado de Derecho, el sistema en que convivimos.
También eso estaba escrito. Con las debidas distancias, la
actitud de la primera ministra que yo deseo efímera, se parece demasiado a la
actitud que toaron Aznar y su ministro Acebes tras la masacre del 11-M, hace ya
catorce años. Quisieron utilizar las consecuencias del atentado en beneficio propio
o, mejor dicho, quisieron tapar sus vergüenzas para evitar que sus adversarios
en las urnas, que nunca tuvieron intención de hacerlo, las usasen contra ellos.
Al final la conciencia, el sentido común, que, como el
animal dormido que a veces sabe despertarse que tiene la sociedad, se dio
cuenta de la jugada y se puso manos a la obra para que alguien tan mezquino
como Aznar, su ministro y su candidato se saliesen con la suya.
Ojalá que el final de la historia, el resultado de las
elecciones que hoy celebra el Reino Unido, se parezca a de aquel triste, pero
reconfortante, marzo en España.
4 comentarios:
Toda una reflexión ...
Saludos
Otra mala noticia para nuestra libertad. Un anunciante menos y aun mas poder para Banco Santander
Creo que ese Banco puede acaparar todos los espacios publicitarios de un periodico sumandos las empresas de las que es accionista y las empresas que le deben pasta. De El Corte Ingles a Open Bank. Botin decidira que medio pervive y cual sucumbe.
Antes podias entregarte El Pais o El Mundo aunque fuera con reparos. Hoy es tan burda la manipulacion y escandalosas las omisiones que para informarse hay dedicar tiempo y constancia a escarbar en esforzados blogs o pequeños confidenciales.
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