martes, 29 de marzo de 2016

¿ARGANDA, DÓNDE ESTÁ ARGANDA?


De no ser porque nos tiene demasiado acostumbrados al cinismo y el descaro, más de uno, con no poca caridad, hubiésemos pensado que, al portavoz del Partido Popular en el Congreso, Rafael -me niego a llamar "Rafa" a alguien por el que no siento la más mínima simpatía- Hernando, la pregunta sobre el último chanchullo de su partido, esta vez en la madrileña Arganda, le había pillado cansado o descolocado por las recientes vacaciones.
La incómoda pregunta, incómoda para cualquier otro que no fuese el descarado diputado, se refería a la última hebra descubierta de la trama Gürtel, una hebra que lleva a las cuentas de ese ayuntamiento mientras estuvo en manos del PP y que pone de manifiesto, una vez más, las trampas de que se valía el partido de este hooligan de la política para financiar sueldos, campañas y algún que otro bolsillo a costa de los impuestos y tasas de los ciudadanos.
Nada nuevo porque el método, dejar que las empresas beneficiarias de contratos y recalificaciones del ayuntamiento pagasen las cuentas de cabalgatas, fiestas y acontecimientos deportivos, amén de algún que otro gasto electoral, a cambio, claro, de convertirse en adjudicatarios de contratos municipales convenientemente amañados o "troceados" para ponerlos a salvo del control que marcan las leyes.
Nada nuevo, porque es el esquema repetido en media España, en esa media España que poco a poco fue cayendo en las manos del PP y de otros partidos como el PP, dando como resultado que en este país sean ya varios miles y no dos ni tres los investigados por delitos asociados a la corrupción y miles también los millones de euros malgastados o directamente robados de las arcas públicas.
Pero a Rafael Hernando, este señor de Guadalajara que en los tiempos de la transición coqueteó con la extrema derecha que golpeaba y mataba a los demócratas, que entró en la política profesional muy joven y, como muchos otros extremistas, de la mano del que fuera ministro de Franco Manuel Fraga, no le cabe. como a su mentor el Estado, la geografía nacional en la cabeza. O al menos eso dijo para salir del paso como pudo de los asuntos de Arganda que no son sino otro descosido en el raído traje de la decencia y la eficaz gestión de las que tanto ha presumido un partido, el suyo, al que, a cada paso que da, se le escapan las entrañas podridas por las costuras.
Lo de Arganda es una pieza más, la última, del puzle que están completando unos cuantos jueces decentes, con la ayuda de funcionarios, policías y guardias civiles de probada profesionalidad, un puzle en el que emerge un retrato nada favorecedor del partido que ha gobernado y aún gobierna gran parte de los municipios de España.
Rafael Hernando no tiene toda la geografía española en la cabeza, pero seguro que sí está al tanto del vergonzante acuerdo firmado entre la dirección nacional del partido, de la que forma parte, y la casi totalidad de los concejales del ayuntamiento de Valencia, investigados por blanqueo, a los que los de Génova han ofrecido una salida "profesional" que les permita seguir cobrando el sueldo, quedándose en el grupo popular como independientes, un artificio que deja el grupo popular sin concejales del PP y fuera del control de la gestora del partido nombrada por la misma dirección nacional que ahora la "puentea".
A Rafael Hernando, que nació, vivió su airada juventud y dio los primeros pasos de su carrera política en Guadalajara y que ahora es diputado por Almería, no le cabe el Estado en la cabeza o, al menos, "todos y cada uno de los territorios de España", pero se agarra a un clavo ardiendo, el del formalista calificativo de "supuesto" para salvar la cara del partido que le viene dando de comer desde hace treinta y cinco años.
Hernando no sabe qué pasa en Arganda, tampoco sabe cuántos habitantes tiene y, a lo peor, ni siquiera sabe dónde está el municipio madrileño. Creo que haría muy bien en preguntar a su compañero de partido y ex presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, quien, parece que por una extraña carambola -es sarcasmo, claro- tiene un ático, lujoso y hortera, en la malagueña Estepona.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Un partido que tiene a semejante señor como referencia queda en evidencia...son todos unos incompetentes !

Saludos