En un momento tan crítico como el que vivimos
en España, en un momento tan crucial como el que vive Europa, tratando de
quitarse de encima refugiados, inmigrantes económicos, pensionistas y parados
con derecho a subsidio, en un momento en el que lo único que parece importar es
el éxito económico de papel, el que se puede resumir en un balance de cuentas,
sin alma y sin corazón. el gobierno en funciones, como un tumor maligno,
pretende seguir subsistiendo en nuestras vidas sin el más mínimo control,
arrasando todo lo que quede a su alcance, sean derechos, fortunas o salud.
Es increíble la arrogancia y el desprecio con
que este gobierno trata a los ciudadanos y aquellos que ostentan su legítima
representación- Es increíble su contumacia en pensar que el poder es algo de su
propiedad, algo que, como repetían las pesetas de Franco para convertirlo en
dogma, les viene "por la gracia de dios", olvidando que, en democracia,
el pueblo es soberano y de él emana cualquier poder.
El arrogante anuncio del gobierno Rajoy, no
encuentro un adjetivo que le defina mejor, de que no se someterá al control del
nuevo parlamento, inútil quizá para dar paso a un nuevo gobierno, pero con legitimidad
plena para exigir al que está en funciones la rendición de cuentas ante los
ciudadanos a los que representan, esa ·machada", tan propia de quien sigue
sin creer en la democracia, no puede quedar sin respuesta. El parlamento ha de
movilizarse para exigir que los tribunales se pronuncien con urgencia y pongan
en su sitio a tan díscolo ejecutivo.
Tratar como tratan Rajoy y sus ministros de
disponer a sus anchas del BOE, para hacer y deshacer sin que nadie les pida
cuentas es una aberración propia de las dictaduras. No quiero ni imaginarme qué
pasaría si España se viese en el trance de enviar tropas de combate a
cualquiera de los escenarios de guerra que, desgraciadamente, hay abiertos en
el mundo ¿tendríamos que aceptar sin rechistar lo que decidiese un personaje de
moralidad tan dudosa como el ministro Morenés? Qué pasaría si Cristóbal Montoro
decidiese dejar de pagar, por ejemplo, los sueldos de los funcionarios en los
meses pares ¿habría que aguantarse y administrar mejor cada paga?
No hay que ir tan lejos, porque el gobierno ha
dado ya muestras de hasta dónde está dispuesto a llegar en su arrogancia. No
hay más que ver lo que ha ocurrido con la hedionda papelera ENCE que apesta
Pontevedra y ensucia su ría. El gobierno aprobó "de tapadillo" ampliar
su licencia por un periodo de tiempo que escapa, no ya al mandato del propio
gobierno, sino a las propias vidas de los ministros y los ciudadanos de
Pontevedra. Dicen los que entienden que en esta turbia operación existen
intereses ocultos y que la extensión de la licencia para su funcionamiento era
condición previa a una operación de compraventa de tan contaminante industria
y, claro, bien puede perderse el derecho a disfrutar con honores de la tierra
de adopción a cambio del cariño de amigos poderosos que, ahora o en diferido,
sepan agradecer los favores.
Tampoco puede ser que, como ya escribí hace
unos días, un jefe de Gobierno en funciones ponga su firma, en claro desacuerdo
con la mayoría del parlamento elegido en diciembre, al pie de un acuerdo que pretende
la ilegal expulsión de los miles de refugiados sirios y afganos que han llegado
a suelo europeo. No puede ser que se hurte ese debate a las cámaras, porque de
lo que estamos hablando es de vidas humanas, vidas que hoy nacen y mueren en
las aguas del Mediterráneo o en medio del barro, al pie de una alambrada, y que
pueden perderse en el mar o en la larga travesía a través de cualquier otra vía
alternativa que establezcan las mafias. Me extrañaría que los representantes de
un pueblo que se conmueve con un parto a la orilla de una autovía madrileña,
atendido por guardias civiles, consientan que decenas de niños nazcan, malvivan
y mueran, en medio del barro junto a una frontera que no podrán cruzar.
Mucho menos sera de fiar a ña hora de negociar y asumir nuevos recortes de Europa el mismo gobierno que tan salvajemente impuso los que padecenos Tenemos un gobierno que es ahora mismo como un
perro sin collar y sin control del que se puede esperar todo, desde que
destroce nuestro sofá, y orine en los rincones, hasta que nos muerda rabioso la
mano de quien le paga y al que debe sumisión y respeto.
1 comentario:
Bien analizado...
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