Imagino a esa pobre familia de Alcalá de Guadaíra escuchando
en la radio o viendo en la tele a todos quienes mostraban el viernes su
preocupación por la osadía de Artur Mas y su enrevesada y capciosa
pregunta o la de quienes ven este año más débil al Barça, mientras,
sentados a la mesa, disfrutaban a la hora de la comida o de la
cena del botín conseguido en su diaria revisión de los contenedores de
basura de la ciudad, tranquilos y despreocupados, porque habían escuchado
decir a un ministro, nada menos que al responsable del departamento de
Alimentaria, Miguel Arias Cañete, que no pasa nada por comer
esos alimentos "poco" caducados que despilfarramos en nuestros
cubos de basura.
Probablemente, alguien andaba, mientras tanto, puliendo la
tautología exhibida por Rajoy el sábado en Murcia ante los suyos, eso de que
España va mejor y que irá mejor el año que viene. Seguro que, para esa familia
alcalaína, de haberlo podido escuchar, aquello sonaría a que, con un poco de
suerte, encontrarían en el contenedor una caja de langostinos recién caducados
o que, por fin, acabarían por concederles ese salario social
que desde hacía tiempo tenían solicitado y que les ayudaría a pagar el agua, la
luz y, quien sabe, la leche y el pan de cada día. Estoy seguro que ni siquiera
el sabor extraño de lo que comían, tan habitual en su mesa desde que comenzó la
crisis logró apartarles de la reflexión sobre la grave situación provocad
por Cataluña o las quinielas para la formación del nuevo gobierno alemán.
Ahora, al menos durante estas últimas cuarenta y ocho
horas, todos nos hemos parado a pensar, a la hora del vermú o tomando hoy
el primer café de la mañana, en la tragedia que debe estar viviendo esa gente,
sin una mala cañería que desatascar, porque los vecinos del pobre fontanero
muerto con su mujer y la mayor de sus hijas, están tan mal o peor que
estaban ellos. Todos estamos seguros de que podría haberse hecho más. A
todos nos consuela, como al mismo alcalde de Alcalá de Guadaíra, nos consuela
saber que malvivían, pero al fin y al cabo vivían, de la recogida de
cartones y de abastecerse de esa basura, cada vez menos de lujo, que
abandonamos en los contenedores. Yo los he visto, no a ellos, pero sí a gente
parecida, rebuscando en los contenedores del mercado que hay frente a mi
casa, Y también escuché en su día y ayer retumbaban en mis oídos todas las
críticas y todas las protestas de airada y "santa" indignación de
quienes se sintieron ofendidos porque el New York Times llevó a sus páginas las
imágenes de españoles buscando comida en la basura. Pobres, pero dignos y
honrados, es lo que debían pensar. O eso de "que nadie venga a decirme
desde fuera lo que está pasando en mi casa"
Seguro que hoy, después de su merecido descanso semanal, los
contertulios de a centenares de euros la sesión hablarán de lo ocurrido en
Sevilla como tragedia o exageración, según el color del cheque con que les
pagan, pero, a la salida del plató, quedarán para cenar o comer antes de
las fiestas y os aseguro que no será en un comedor social o en la puerta de
atrás de un restaurante.
La familia de Alcalá de Guadaíra no ha llegado a saber que,
a miles de kilómetros de aquí, en Chile, ha ganado las elecciones un
conglomerado de partidos de centro izquierda con la promesa de acortar las
desigualdades que las recetas liberales para superar crisis han agrandado en el
país. Aunque nunca sabrán que sólo cuatro de cada diez chilenos acudieron
a votar, quizá porque no fueron capaces de encontrar las diferencias entre una
y otra candidata.
Lo de Sevilla ha sido una tragedia, pero no hay por qué
preocuparse, el ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra se hará cargo de sus
entierro, que para eso están, para ocuparse de ellos de muertos, ya que no
fueron capaces de hacerlo de vivos, y, nosotros, a olvidar, a preocuparnos por
el secesionismo catalán y por el sorteo de la Champions.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario