miércoles, 30 de enero de 2019

EL SELECCIONADOR SELECCIONADO


No seré yo quien critique la decisión de Sánchez de proponer al exseleccionador nacional de baloncesto Pepu Hernández como candidato, posible candidato de momento, a la alcaldía de Madrid por el PSOE. De cualquier modo, Pedro Sánchez bien lo sabe, la última palabra la tendrán las bases del partido, ante las que, en las correspondientes primarias, a las que debería presentarse.
Espero que llevar famosos a las listas electorales no se convierta en moda, también que Pepu lleve a la carrera electoral algo más que las medallas de oro y plata conseguida en el mundial de 2016 y el europeo del año siguiente, espero, para bien del PSOE y de los madrileños que Hernández tenga más consistencia política y, sobre todo, social de la que tuvo Ruth Beitia, la candidata del Partido Popular a la presidencia de Cantabria designada por Casado, que apenas duró una entrevista radiofónica, aquella en la que chuscamente equiparó a hombres, mujeres y animales maltratados.
No parece que ese vaya a ser el destino del brillante seleccionador, aunque no siempre el nombre y las simpatías políticas basten para ganar unas elecciones y, sobre todo, hacer una buena gestión u una buena oposición si llega el caso, aunque lo va a tener muy crudo, porque el territorio que debería conquistar, el ocupado hasta ahora por los socialistas en el Palacio de Cibeles, está, y no sabéis como lo siento, prácticamente arrasado, después de aquella nefasta campaña en la que el locuaz y petulante José Miguel Carmona prometió batallas navales, naumaquias, en el estanque del Retiro.
No lo va a tener fácil Hernández entre sus compañeros socialistas en el ayuntamiento, porque pocas federaciones socialistas más divididas, más conflictivas, que la madrileña en el PSOE, a la greña desde hace décadas ya en tiempos del alcalde Tierno y su sucesor Barranco. No lo va a tener fácil, pero, al tiempo, el viejo amigo de Sánchez quizá sea la única esperanza para unas siglas que, hasta ayer registraba encefalograma plano en la pugna política madrileña. Me cuesta imaginar a Carmena y Hernández compitiendo entre sí, ojalá no tuviesen que hacerlo, sobre todo, teniendo en cuanta que, además, tendrán que hacerlo con el actual portavoz popular en el ayuntamiento y con la estrella ciudadana Begoña Villacis.
De lo que no soy capaz es de predecir si la elección de tan sorpresivo candidato va a ser buena para el partido o no. Ángel Gabilondo lo fue, pero Gabilondo venía de ser un prestigioso rector que llegó a presidir la conferencia de rectores antes de ser ministro de Educación, quizá el mejor de los últimos tiempos, capaz de la firmeza y el diálogo simultáneamente, que a punto estuvo de hacerse con la presidencia de la Comunidad de Madrid. 
No es bueno y no es necesario que las listas se llenen de militantes con currículos llenos de méritos internos, acreditados por el pedigrí de alguna de las familias peleadas que hay en todo partido. En ese caso, es mejor alguien sin pasado en el partido, capaz de "hacer equipo" y despertar la ilusión, aunque aún tiene todo por demostrar y quizá por aprender en la política. De momento, Pedro Sánchez se ha apuntado ya un tanto, porque todos estamos hablando de su candidato a candidato y, a veces, el ruido es el mejor aliado en política.
Por último y tal y como vamos, me comprometo a leer más la prensa deportiva, especialmente las páginas dedicadas al baloncesto, prefiero decir baloncesto a decir básquet, porque, al paso que vamos, los deportistas de hoy son los cargos políticos. En apenas un mes, nada menos que dos seleccionadores nacionales de este deporte se han convertido en consejero de la Junta de Andalucía, Juan José Imbroda, y candidato a la alcaldía de Madrid el otro, Pepu Hernández, han acabado por ser, a su vez, seleccionados para ejercer cargos en la política.

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