No soy seguidor, ni siquiera ocasional, de "El
Objetivo" ese programa que emite La Sexta a mayor gloria de la
periodista Ana Pastor, pareja del director de la cadena, Antonio García
Ferreras. Y si no lo veo es porque no soporto a los periodistas que pretenden
ser protagonistas de la noticia y, menos aún, a quienes creen saber las
respuestas a todas las preguntas y callan y acorralan a todo aquel que tenga la
osadía de contradecir la realidad que, desde su micrófono convertido en
púlpito, ellos tratan de imponer.
No sigo su programa, porque me siento incómodo ante ese
acorralamiento innecesario, nunca lo veo porque no creo que hacer información
sea librar un combate a muerte con quienes de antemano se ha etiquetado de
antemano como "malos", para luego posar junto a sus cabezas cortadas
en una bandeja, como si de una bella t caprichosa Salomé de tratase. No sigo
"El Objetivo", apenas lo veo y si lo hago es siempre por accidente,
porque creo que la información es algo más que espectáculo, algo más que una
película de buenos y malos, en la que tendríamos que aplaudir siempre al
séptimo de caballería, aunque su carga acabase arrasando el campamento indio,
repleto de niños y ancianos.
Pues bien, el pasado domingo Ana Pastor, Pastor, como, sin
ninguna naturalidad, dice su compañero Ferreras, se ocupó de la reforma de una
vivienda propiedad de la Dirección General de la Guardia Civil, para su
presunto uso por el actual director general de Tráfico, ajeno al cuerpo, un uso
irregular que denunciaba una asociación "sindical" de guardias civiles.
No vi, como digo, el programa, peo si tuve eco de ella, eco hasta la saciedad,
a la mañana siguiente en el programa "Al rojo vivo" que dirige y
presenta Ferreras. Y si digo "hasta la saciedad" es porque pareciera
que no había ocurrido otra cosa en España y que no hubiese otra información en
el día capaz de eclipsar la "exclusiva" de Ana Pastor,
En la película que nos contaron, el malo malísimo era el
director general de Tráfico y mano derecha del ministro Zoido en el
ayuntamiento de Sevilla, Gregorio Serrano, que estaría viviendo por la cara en
un pabellón de la Guardia Civil al que no tendría derecho. Algo que en el peor
de los casos no sería exactamente así, pero que ya ha quedado fijado así para
siempre en la nada exigente memoria de la gente.
Al parecer, la Dirección General de la Guardia Civil
reclamaba el uso de una construcción anexa a la Agrupación de Tráfico, en la
que se encuentra actualmente la vivienda asignada al director general y, para
ello, se propuso su permuta por otra de titularidad de la Guardia Civil, una
permuta que no llegó a realizarse, porque finalmente se desaconsejó, aunque ya
se habían iniciado obras de reforma en el pabellón designado y el director de
Tráfico llevaba semanas viviendo en hoteles. Un embrollo sobre el que hubo
silencio o casi silencio oficial, lo que dio lugar a todo tipo de
especulaciones, reforzadas por todo lo opinado a lo largo del día,
especialmente en La Sexta, sobre la "exclusiva" de Ana Pastor,
seguimiento en antena, oportunamente adornado con la presencia de la compañera
del jefe, algo muy propio de la vehemencia informativa y de los modos de
Ferreras, con el que trabaje durante años.
Para más inri, a la hora en que habitualmente comienza
"El Intermedio" o "el Wyoming", como dice Susana Díaz y
queriendo ver, precisamente, el tratamiento que daban Monzón y sus guionistas
al advenimiento de la presidenta andaluza en carne mortal de candidata, me
encontré con una absurda conexión en directo con la DGT, para una rueda de
prensa del director Serrano, en la que, supongo, Ferreras esperaba el anuncio
de su dimisión, una larga y absurda espera, un "estiramiento"
artificial y molesto del informativo de noche, con pausas insostenibles, en el
que, finalmente, tal anuncio no se produjo, sino, más bien al contrario,
pudieron escucharse explicaciones más o menos verosímiles de lo que había dado
lugar al embrollo.
Quizá por eso, después de tan larga y frustrante espera,
cuando las explicaciones de Gregorio Serrano comenzaban a ser coherentes, la retransmisión
se interrumpió, para dar paso a un sarcástico Wyoming, más que mosqueado por la
espera. Por eso y por el escaso eco que la "exclusiva" de Ana Pastor
ha tenido en la prensa de hoy, me permito abrigar dudas razonables sobre esta
información que, a mi modo de ver, fue a la antena "cogida con
alfileres" y sin haber comprobado todos y cada uno de sus términos. Del mismo modo, tampoco descarto que a más de uno de entre vosotros esto que he escrito os genere
también dudas razonables, pero, os lo aseguro, anoche, el director general de
Tráfico y sus razones me parecieron creíbles.
1 comentario:
Ciertamente creíble...
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