lunes, 11 de marzo de 2019

NO DAN UNA A DERECHAS



Otra vez la misma foto, sí, la misma foto de aquella concentración en la plaza de Colón de Madrid, la concentración que quiso ser una exhibición de músculo conservador en el arranque de la reconquista del poder usurpado "por el sanchismo ayudado por los independentistas y los herederos de ETA, que sueña el PP de Casado, con la ayuda regañada de Ciudadanos y la vergonzante concurrencia de VOX, el partido del hijo pródigo de Aznar, Santiago Abascal, "Santi" para Casado.
Quiso ser un hito glorioso, inmortalizado para la historia con una foto más que incómoda para Rivera, el cuñado de la derecha de toda la vida, incómodo en el posado, luciendo su pelo de nuevo florecido junto a quienes una y otra vez dice combatir. Quiso serlo, pero, desde ese día, a Casado, Rivera y sus socios, todo parece haberles ido de mal en peor. Las cuentas no salieron y la concentración que quiso ser gloriosa acabó, pese al esfuerzo de autobuses y logística, en una concentración más, por debajo en asistentes, de las del orgullo gay y de las marchas del ocho de marzo d 2018 y las del viernes pasado, cuyas reivindicaciones, las de los unos y las otras, están tan enfrente de sus postulados.
El único éxito de este tripartito retratado en la plaza de Colón, al pie de ese bloque de hormigón que conmemora las capitulaciones de Santa Fe, fue el acuerdo, oscuro e inconfesable para uno de los tres socios que les ha permitido gobernar o "mangonear" en la Junta de Andalucía. Lo demás han sido inconvenientes, fracasos y, sobre todo, meteduras de pata y revelaciones de ese pasado que vuelve como un incómodo reflujo a la boca de quien ha sido y no quisiera haberlo sido. Desde aquel día, hemos sabido que VOX se fundó y se financió con dinero procedente de una sospechosa organización iraní en exilio, de islámica y de izquierdas, justo lo que Abascal y sus muchachos dicen combatir. Y no sólo eso, también hemos sabido, pese a desmentidos y borrados, que el presidente del partido de Abascal en Lleida fue detenido por delitos sexuales, que existen vinculaciones entre la Fundación Francisco Franco y VOX, que su único parlamentario nacional, el senador Alcaraz, se ha opuesto, sin explicar muy bien por qué, a la resolución propuesta por el resto de grupos, contra la discriminación LGTBI en el deporte, siendo su voto el único que faltó para a unanimidad de. Pero, sobre todo y lo más importante, hemos tenido oportunidad de escuchar lo que dicen y lo que callan aquellos a quienes algunos medios, por morbo o por lo que sea, publicitan por encima de lo que merecen.
Hablaba al comienzo de meteduras de pata, algo en lo que Pablo Casado y su gente son especialistas, tanto en lo que dicen como en las decisiones que toman o en lo que hacen. Hablo no sólo de las más que evidentes lagunas culturales del presidente del PP, más propias de un lector del Reader's Digest que de un licenciado, "masterizado" por Harvard o Aravaca, sino de "desbarres" verbales que dejan muy a las claras su desconocimiento de la Historia y la realidad del país que pretende gobernar, todo dicho con mucho gesto, mucho movimiento de brazos y mucho paseo sobre el escenario, como un telepredicador apocalíptico que quiere quedarse en el tono y en el gesto, porque sabe que as palabras se las lleva el viento y más aún las suyas, que de sobra sabe que no valen nada. Hablo también de cómo, siempre que se posiciona, lo hace en el lado equivocado.
Cómo, pese al error de Gallardón, planteando el endurecimiento de la regulación del aborto, que llevó a su salida del gobierno y al ostracismo en el partido, porque, ni siquiera entre los votantes del PP, el del aborto es ya un asunto a debate, Pablo Casado ha insistido en pisar ese charco ofendiendo a las mujeres con su estúpido machismo patriarcal, dejando claro que la relación del presidente del PP con el colectivo de las mujeres es, cuando menos, algo patológica. Quizá por eso, no dudo en desmarcarse de las marchas feministas del viernes y en desautorizar la presencia de sus compañeros y compañeras en las mismas. Todo un acierto, hablo desde el sarcasmo, que debería mantenerle en silencio durante mucho tiempo.
Vayamos ahora con Rivera y su partido, preocupados por su marcha en las encuestas, en las que no acaba de despegar. Rivera, campeón universitario de debates, antiguo bancario y enfermo de una prisa indisimulada que le lleva a cometer errores de bulto, no sólo en sus posiciones, sino en alguna de sus últimas decisiones, por ejemplo la de "enriquecer" las listas de su partido con fichajes de otros partidos, como si de un jeque del fútbol se tratase, buscado restos de saldo a izquierda y a derecha, fichando lo mismo a ex ministros y expresidentes del PP que del PSOE, alguno de los cuales, como la ex presidenta de las Cortes de Castilla León, que ya viene corrupta de casa y no sólo eso, sino que ha tenido que echar mano del puchero, o al menos eso parece, para conseguir encabezar la lista a la Junta, a la que venía presentándose con el PP desde hace casi tres décadas.
Confieso que cuando, hace unas semanas, cuajó la "armadita invencible" en Andalucía me asusté y me deprimí a partes iguales. También recuerdo que comenté a unos amigos que era necesaria una movilización, la que no se dio en Andalucía ante las urnas, de cara a las próximas elecciones y que, como esa movilización ya no eran capaces de proponerla ni partidos ni sindicatos, la única esperanza estaba en la lucha de las mujeres. Por eso creo que no hay que dormirse en los laureles para mantener viva la llama que, otra vez, prendieron nuestras compañeras. Sobre todo, porque las derechas que tanto nos asustaron llevan meses si dar una a derechas.

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