jueves, 27 de octubre de 2016

PONERSE EN RIDÍCULO


Lo peor que puede ocurrirle a quien "se la juega" poniéndose frente a una encrucijada como la que ha tenido hoy ante sí el portavoz socialista Antonio Hernando es confundir el escenario y Hernando ha confundido el escenario porque, quizá embebido aún del terrible debate que ha desgarrado su partido ha dirigido su discurso, más que a la mayoría de los ciudadanos o al candidato al que, finalmente, su partido dejará gobernar, lo ha dirigido a sus compañeros de partido que aún, incluso algunos de los que se sientan en las bancadas de su grupo, no entienden que, por miedo o por egoístas cálculos de futuro, haya que facilitar la investidura del nefasto presidente que los españoles hemos sufrido a lo largo de cinco años terribles.
Y eso es lo que ha hecho el portavoz socialista, único superviviente, quizá, del golpe de Estado de la calle Ferraz. Antonio Hernando les ha contado a sus compañeros de partido qué es y qué ha sido el PSOE y ha pretendido colocar la abstención que propugna en la vitrina de los pretendidos logros del Partido Socialista a lo largo de estos años de democracia, logros pretendidos como el abandono del marxismo, la entrada en la OTAN, la reconversión industrial, la reforma de las pensiones y un largo etcétera de quiebros a los principios socialistas, a los que, según Hernando, el tiempo otorgó la razón.
Pero, además, el portavoz de ha esforzado en dejar claro todo lo que les separa de Mariano Rajoy y la escasa confianza que le merece el Partido Popular vaya, una larga lista, superior incluso a la nómina de desgarros socialistas, de desastres, si no para la nación, sí para sus ciudadanos, en la que no han faltado parados, pensionistas, estudiantes, enfermos, funcionarios y trabajadores de lo público, que han visto mermar sus salarios o sus condiciones de vida, mientras crecían sus impuestos y mermaban los de quienes han convertido la crisis en una tierra de leche y miel en la que pagan peores salarios, despiden con facilidad, multiplican los beneficios y apenas pagan impuestos por ellos.
Ha hecho Hernando un análisis de la conducta del gobierno de Rajoy incompatible con la decisión que finalmente defiende, la de abstenerse. Lo ha adornado, eso sí, con el anuncio de que su partido ejercerá una oposición férrea al gobierno que salga de este debate, con la insinuación de que no van a apoyar a Rajoy en sus presupuestos y con el anuncio de su voluntad de acabar con las leyes que el PP aprobó en solitario o al menos con sus peores efectos. Muy bonito, muy efectista, pero muy poco eficaz, porque Hernando ha subido a la tribuna de oradores con las cartas boca arriba y poco o nada ha intranquilizado a Rajoy, que le ha sucedido en el uso de la palabra, podando todos y cada uno de los brotes de esperanza del árbol de esa frondosa oposición heroica que Hernando cultivaba para sus militantes.
Y es que Rajoy no es tonto. Es muchas cosas y muy malas, pero tonto no es. Por eso no ha dudado en soltarle un "a mí con esas no me vengas", recordándole que tiene en sus manos la disolución de las cortes y que no ha llegado hasta donde ha llegado para dejar que le gobiernen desde el parlamento. Lo único que ha conseguido Hernando es que Rajoy, que ya lo tenía decidido, anunciase, no para el pobre Hernando, sino para los estudiantes y sus padres, movilizados ayer, que las temidas revalidas, por el momento, no tendrán efectos académicos.
Poca cosecha, la de Hernando, para quien, como el, ha subido hoy a la tribuna del Congreso para ofrecer en sacrificio el cadáver desmembrado de su partido. Poca cosecha para quien se ha dejado en el camino el buen nombre y la memoria de un partido que fue distinto en otros tiempos. Demasiado esfuerzo para, al final, ponerse en ridículo.

2 comentarios:

Marisa dijo...

Nunca vi a nadie en la tribuna del Congreso que supliera su falta de competencia comunicativa con tal nivel de arrogancia. Presumir que ya ha mejorado en Twitter y en los sms, para seguir apoyando a sus corruptos compañeros pero con la salvedad, de que ha mejorado y de que esta vez, «sus señorías no me van a pillar…»
Una investidura de la que se deduce que tal alarde de arrogancia solo puede inducirnos a pensar: que el secuestro de la democracia es una realidad, que como rehén se lleva al partido socialista, que hoy se abstiene a la investidura o embestida, según se mire, del Sr. Mariano Rajoy, y que mañana se abstendrá ante los presupuestos, y pasado, ya nos enteraremos; todo por haber conseguido amedrentarles con la idea de que unas nuevas elecciones los borrarían del mapa, «acurrucaros a mí, que a fin de cuentas no somos tan distintos, las ideologías son cosa del pasado, ¡los demás son unos perroflautas!». Ay, Señor, llévame pronto…

Mark de Zabaleta dijo...

El epílogo lo dice todo...

Saludos