Lo de ayer en el Congreso fue sólo una muestra, un adelanto,
de lo que va a ser la legislatura si, finalmente, los diputados del PSOE, todos
o unos cuantos, en libertad u obligados, permiten con su abstención que ese
animalillo que avanza sin moverse -lo más sensato que ha dicho Felipe González
desde hace tiempo- sigue atrincherado en su madriguera del Palacio de la
Moncloa.
Nos espera una oposición unida, aunque no siempre,
enfrentada a un gobierno que tendría que dar marcha atrás en todos sus abusos
de la pasada legislatura, pero un gobierno que se va a proteger con todas las
marrullerías a su alcance, marrullerías entre las que la principal va a ser el
veto o el recurso al Tribunal Constitucional, que no es otra cosa que parar el
reloj, detener el tiempo a su favor, porque no es precisamente tan alto
tribunal un ejemplo de agilidad ni, mucho menos, oportunidad.
Es triste, pero es así y, para llevar a cabo su estrategia
defensiva, contará con el apoyo inestimable de Ciudadanos que, en todo lo que
tenga que ver con el poder económico, en todo lo que huela a dinero, se cerrará
en banda, prietas las filas, para defender los intereses de los suyos, que, por
desgracia, no son, precisamente, sus votantes.
En frente, tendrán a "la izquierda". dividida en
dos grandes partidos, PSOE y Unidos Podemos, divididos a su vez por las
cicatrices de las guerras abiertas en uno y otro. Por un lado, el PSOE que aún
tiene pendiente el congreso que decida quien será su próximo secretario general
y, sobre todo, de qué color es su alma, roja como su bandera o rosa desvaído o,
quizá, más bien tirando a naranja. Un futuro en el que habrá que tener muy
presente cómo quedan quienes más se han significado en la defensa de la no
siempre deseada consulta a la militancia. Una prueba evidente de la importancia
que tendrá en el futuro del partido de Ferraz la calle a la que fue tan sordo
en momentos tan trascendentales para este país como aquella primavera del 15-M
que tanta esperanza nos trajo a algunos.
No pretendo, es evidente, que el PSOE salga a la calle,
donde estaba cuando yo le conocí, sólo que la escuche. Y que lo haga de una
manera sensata, sin dejarse impresionar por el griterío de algunos, porque la
calles también es manipulable, mucho más, incluso, que los parlamentos. Me
refiero, no a la calle que se manifiesta, sino a la calle que trabaja en la
solución de sus problemas, la que defiende lo que es suyo y le quieren
arrebatar o la que lucha por conseguir lo que le niegan.
Y aquí llegamos al otro gran partido de la izquierda, con el
alma dividida también, entre la serenidad y la mirada larga de Íñigo Errejón y
la testosterona de Pablo Iglesias, que conoce perfectamente sus límites y querría
sacar el parlamento a las plazas, olvidando que en las plazas no caben todos y
que desde las plazas no se puede hacer todo. Tan sencillo como que Iglesias
quiere mantenerse en el escenario que domina, en el que su tono mitinero y
redentorista funciona. alejado del debate sereno, en el que no se mueve bien,
en el que no da bien en los telediarios, porque s ele ven demasiado las prisas
y las carencias.
Espero que también Podemos resuelva sus conflictos de
identidad, porque no me gustaría tener que ver a Errejón sobreviviendo a duras penas
en la selva de Bolivia. Esperemos que Podemos llegue a entender que Pablo
Iglesias, él nunca se dará por enterado, ya no es el líder indiscutible que
abrió una vía de esperanza a los españoles. Esperemos que Podemos se libere del
aparato que controla Iglesias con mano de hierro y aflore la inteligencia y la
serenidad que tan necesaria va a ser en estos tiempos.
Mientras tanto, los que nos espera es Rafael Hernando para
Rato.
4 comentarios:
Ahí está el quid de la cuestión.
Una fuerza política anfibia, que sepa moverse en ambos medios, que sepa ser colector de lo que ocurre en la calle y que las peticiones y problemas sean canalizados a las instituciones, y en ellas hay que estar para garantizar el proceso… pero ahí está el meollo…: el corazón del hombre… (como especie, vamos, hombres, mujeres, miembros y miembras, porque para mí la duplicación constante y machacona, lo que hace es llamar la atención sobre una desigualdad latente, porque sería mejor incidir en este tema combatiendo realidades diarias, más que en la lingüística. Perdón, que divago.), se corrompe tan fácil, y es pasar a un despacho con dos ambientes, moqueta en bucle, y cuadros, que ya solo el marco vale una pasta (gansa, o no); para que la calle se convierta por obra y gracia de birlibirloque en ese gris pavimento de la calzada que se ve muy lejos desde el ventanal de un último piso.
Un abrazo
Estamos mal... e iremos a peor !
Saludos
Es vergonzoso ver como el inmovilismo del Rajoy avanza, porque los demás, lo posibles rivales van hacia atrás... Malos momentos nos esperan y ya van demasiados años.
Un buen análisis del panorama político.
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