lunes, 4 de julio de 2016

¿QUIÉN DIJO QUE SERÍA FÁCIL?


Los psicólogos saben de sobra que los individuos acostumbrados al éxito y la recompensa fáciles soportan mal la frustración y el fracaso, que acaban produciéndole ansiedad. Pues bien, no parece ser otra cosa lo que está sucediendo dentro de Podemos, en cuya dirección, el sorprendente fracaso en las urnas, al menos según lo que auguraba las encuestas, de su alianza con la Unidad Popular de Garzón, está generando demasiada ansiedad. Tanta, que parece que para Iglesias y sus compañeros la política sea una especie de videojuego en el que hay que pasar pantalla lo antes posible y como sea, porque, si no, la consola te devuelve a la salida con una música burlona de fondo.
Pese a lo que pueda parecer, sigo creyendo que, si no la mejor propuesta para el futuro de este país, si no la mejor actitud, en Podemos y sus aliados está el impulso transformador que sólo da la distancia con los poderes establecidos y que es imprescindible para sacarnos de este oscuro callejón en que nos han metido para que unos pocos, los de siempre, nos quiten lo que tanto sudor y tanta sangre nos costó conseguir.
Unidos Podemos, también el PSOE, deben entender que es el momento de dejar pasar a Rajoy, para que gobierne en minoría. Habrá llegado entonces el momento de dejar al PP cocerse en sus propias contradicciones y hacer una verdadera y eficaz oposición, la que, desde hace ya tantos años, están necesitando este país y sus instituciones. Va a ser difícil, sobre todo para algunos, renunciar a todos esos privilegios de tantos años, remangarse y patear las calles y los barrios, sin cámaras y sin figuración, para tomarle el pulso a este país, conocer sus necesidades y sus frustraciones y llevarlas al Parlamento.
Sólo así, la política volverá a ser cosa de todos, solo así esa gente dejará de quedarse en casa los días de elecciones, porque empezará a creer que no todos los políticos son iguales y que la política es cosa de todos. Sólo así, los políticos empezarán a entender que a la política se va a servir y no a defender privilegios o a hacer negocios. Sólo así, algunos volveremos a sentir aquel entusiasmo que sentimos en los primeros años de la democracia. Sólo así, podremos forzar a que el Parlamento y el gobierno cumplan con su función y nos protejan de eso que llamamos Europa o Bruselas y que en realidad no es otra cosa que la sublimación de esa gran coalición que, a cambio de unos cuantos sillones en la Comisión, lleva años recortando recursos y derecho a los ciudadanos.
Lo que toca ahora es dejar de lado el maquiavelismo de los pactos y ponerse a trabajar. Lo que queda es dejar de lado el tacticismo y comenzar a llamar de una vez a las cosas por su nombre. lo que queda es que Podemos deje de ver al PSOE como enemigo y que el PSOE vuelva a mirarse en su verdadera alma, dejándose de veleidades "patrióticas", dejando de dejarse, valga la redundancia, arrastrar por la estrategia del PP, porque la verdadera patria son los hombres que la forman, dejando de pintar líneas y muros donde sólo debería haber puentes.
Lo que toca es solucionar el problema del paro endémico que nos lastra, lo que toca es plantar las bases para que Cataluña y Euskadi dejen de ser un problema, lo que toca es dejar de utilizar el futuro de ambos territorios como arma electoral con la que desactivar al rival. Lo que toca es ponerse a trabajar de verdad y todos contra el verdadero enemigo de las clases populares. Lo que toca es hacer pedagogía y no demagogia, lo que toca es ser valiente y decir las verdades, aunque duelan, lo que toca es obrar por principios y no por intereses, por muy generosos que consideremos esos principios,
Lo que toca es trabajar y ganarse el sueldo, el iPhone, el iPad, los viajes y las dietas, lo que toca es penar más en los otros y en el bien común que en el propio o el del partido, o que toca es congraciarse otra vez con la gente... y quién dijo que sería fácil.