martes, 9 de octubre de 2018

¿A QUÉ TANTO VOX?


Con un día de retraso, este vecino de Carabanchel, que estuvo en la antigua Plaza de Vista Alegre, la que no tenía techo ni Hipercor, en aquellos viejos conciertos de rock y en el primer mitin del PCE en Madrid, nunca en una corrida de toros, se apresta a opinar sobre un "acontecimiento" político, la presentación en sociedad de VOX, los hijos pródigos del PP, que ha sido más acontecimiento gracias a las televisiones que lo han sobredimensionado hasta la náusea. Y digo esto, porque han convertido en festín de la derecha lo que no fue más que un regüeldo sonoro y desagradable de la mala digestión que algunos han hecho del franquismo, regüeldo de tocino rancio que algunos pretenden pasar por jamón del bueno.
Abarrotaron esa plaza con sombrero y dejaron bastantes seguidores fuera, pero las calles de mi barrio no bullían como bulleron en aquel primer mitin comunista del que os hablaba, no bullían, porque los asistentes llegaron a la plaza en autobuses fletados por el partido en toda España. Así que, descartado el ambiente callejero y ciñéndome a lo que he visto y oído del mitin, he de decir que me parecieron lo que creo que son: gente frustrada por no vivir en ese franquismo que algunos ni siquiera conocieron, agarrados a lo más estridente del conservadurismo más rancio, sin el menor atisbo de intelectualidad o cultura, salvo por un caradura que mamó de las generosas ubres de la televisión pública y de la administración en tiempos de Aznar, llegando a simultanear la dirección del colegio de España en París con la dirección de un programa semanal en TVE. Un caradura de la tele, un torero y mucho ultra deseoso de encontrar un lugar donde agitar sus banderas, cantar el "a por ellos", sacar a pasear su xenofobia, su desprecio a las mujeres libres, su añoranza del caciquismo y su envidia del salvaje oeste.
Poco más había y eso que allí estaba todo. Poco más había allí y faltaba lo primordial: una masa con verdaderas razones para movilizarse, una masa con necesidad de cambio, con fuerza para ponerse en marcha más allá de ir de excursión a un barrio que, pese a ser el mío y gustarme, no es el más bonito de Madrid. Les faltaba también el dinero, el apoyo del IBEX 35, que ya había puesto sus huevos en la cesta de Ciudadanos y la esperanza de ganar algo en algún sitio, porque, por suerte o por desgracia, la gente sigue mayoritariamente a los equipos ganadores y VOX, de momento, tiene poco más que una alcaldía y no precisamente la de una capital.
Por eso me pregunto a qué viene tanto interés mediático por una formación sin líderes reconocibles, sin gran afiliación y sin un apoyo claro del gran capital que proyecte a nivel nacional, como ha hecho con Ciudadanos, su imagen de momento poco atractiva y tenebrosa. Cuando surgió Podemos, tenía detrás la efervescencia del 15-M y no mucho, pero sí mucha gente y el apoyo indiscutible de una cadena de televisión. Cuando lo intentó Miquel Roca con los Garrigues, allá en por los ochenta, había dinero, pero no había gente. Hoy, después de mucho tesón, mucho dinero y mucha más ambigüedad, Rivera ha conseguido ser alguien con peso en las encuestas, aunque nunca, salvo en la convulsión de Cataluña, ha llegado a ganar y para nada.
Está claro que hay muchas fórmulas para ser alguien en política, pero, en todas ellas, aunque sea en distintas proporciones, son necesarios dos componentes el dinero y, si no, la gente que lo aporte o lo respalde, algo que parece faltar en VOX. La formación que algunos querrían como el Frente Nacional francés o los neofascistas italianos, la formación que ha servido para demostrar que la extrema derecha española estaba en el PP, la formación que gha aparecido como una excrecencia de ese PP y que, si no al tiempo, acabará readsorbida por él, al menos por ahora, gruñe sin dientes ¿A qué viene entonces toda esta atención mediática?

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Un interesante razonamiento ...

Saludos
Mark de Zabaleta