martes, 16 de mayo de 2017

EL PSOE ESTÁ MALITO


Lo de ayer en Ferraz tuvo mucho de guiñol, ese teatrillo simple, para niños en el que la realidad se hace más evidente a base de simplificarla, de exagerar los gestos y pulir los mensajes hasta dejarlos desnudos y, muchas veces, para desgracia de quien los lanza, claros. Un teatrillo, en el que los niños, el púbico, la base, tiene muy claro quién es su héroe, el bueno, ese al que le llueven los palos de todos y, por eso, enternecedoramente, le defienden.
Ayer, a una hora extraña, en la que quien no estaba trabajando, andaba apurando las últimas horas del puente de que disfrutamos los madrileños, se nos permitió ver y escuchar juntos, por primera vez en todos estos meses, a los tres candidatos avalados por la militancia para ocupar la secretaría general del partido que una vez gobernó España, el PSOE, que ganaba elecciones por mayoría absoluta y que hoy se ve descabalgado y lejos de volver a lograrlo. Vimos enfrentados a la elegida por el aparato del partido, Susana Díaz, tapada de la vieja guardia socialista, y al hasta ahora último secretario general, el primero elegido por el voto directo de todos los militantes, “derrocado" en septiembre pasado con aquel "golpe de mano" urdido por quienes han estado y, de momento, están detrás de su rival.
Si escribo "de momento" es porque en la "función" de ayer había un tercer personaje, Patxi López, solvente y tranquilo como no los son los otros, al que, sin embargo, le tocó jugar, por propia voluntad o por encargo de ese mismo aparato marrullero, el papel de cortafuegos o recambio, habrá que verlo, de una Susana Díaz que, fuera de la conspiración, a cara descubierta y sin su público, vale bastante menos de lo que ella y sus mentores dicen que vale.
Por desgracia, Patxi López pareció estar ayer en ese papel, sumándose a las reprimendas a Sánchez, ejerciendo como complemento necesario de esa pinza con la que pretendieron asfixiar al ex secretario general que tuvo que batirse con ambos, mientras los reproches de López a Susana Díaz, brillaron por su ausencia. Me duele decirlo, porque siento aprecio por él, pero cada vez tengo más claro que López es el "plan B" del aparato, el recambio de una apuesta fallida, la de la presidenta andaluza, que, fuera de su entorno, no sólo no remonta en las encuestas, sino que cae mal.
Patxi López sería ya, y no hay más que escuchar a los opinadores habituales de tertulias y columnas, el candidato a la secretaría general, el elegido para rehabilitar un partido traspasado por ambiciones e intereses muchas veces inconfesables, que ha perdido el norte, porque se ha comportado como una empresa ensoberbecida, en alguna he trabajado, que se cree por encima del mercado y, de tanto mirar encuestas y  tanto márquetin, hace mucho que ha dejado de entender a sus votantes y, lo que es peor, a sus propios militantes. No es, y quisiera que quedase claro, que sienta por López antipatía alguna. Todo lo contrario, me parece un tipo estupendo, con ideas y con ganas de consenso, aunque me temo que está ahora en lo que está, más que por el bien de los ciuddanos, incluidos vascos y catalanes, por el bien del partido que ya estaba en casa de sus padres cuando nació. Un buen anhelo este de salvar al partido de un cisma que cada vez parece más evidente, de no ser porque corre el peligro, si es que ya no lo está, de ser fagocitado por quienes tan torpemente escogieron a Susana Díaz y se ven ahora sin tiempo ni capacidad de maniobra para mejorar la oferta.
Este fin de semana, incluso hoy martes, no se habla más que del debate de las primarias del PSOE o de Eurovisión y, curiosamente, creo que ambos asuntos están relacionados. Si Portugal ganó el festival el sábado fue porque se presentó a él no queriendo ser quien no era, con una canción que se parecía a aquellas canciones de los primeros años del festival que todos esos horrores cargados de coreografía, luminotecnia y trampas que, se perecen todas entre sí y que no acaban de gustar ninguna. Es a eso a lo que debería aspirar el PSOE, a volver a ser él mismo, un partido progresista y de la izquierda, que piense más en estar con los más desfavorecidos, que vuelva a pensar en los impuestos como la única herramienta capaz de redistribuir la riqueza, acabando con las escandalosas desigualdades que genera este sistema perverso en el que se empeñan en meternos. Portugal es hoy más feliz que España, estoy seguro, y no por haber ganado Eurovisión, sino porque su gobierno, la amplia coalición de izquierdas que artrítico y acomodado aparato socialista no dejó hacer a Sánchez, se ha preocupado más de su gente que de las empresas de otros.
El PSOE esta, no ya "malito", como dijo la cursi y más que populista Susana Díaz, el PSOE, está muy enfermo. Tanto que, si de aquí al domingo no se retira de la absurda pretensión de ganar unas primarias que, ella lo sabe, tiene perdidas y facilita un consenso hoy por hoy imposible, acabará rompiéndolo en dos.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Excelente reflexión ...