Desde que se produjo el "cuartelazo" de la calle
Ferraz, aquella insurrección orquestada desde el viejo y contumaz aparato del
PSOE por la que se privó a la militancia del partido de su secretario general y
de la defensa de lo que habían votado, me he preguntado qué hubiese sido del
partido socialista y de la misma España, si Pedro Sánchez hubiese permanecido
en el cargo para el que fue elegido. No lo sé ni lo sabré nunca. Lo que sí sé es
que, con aquella maniobra tan zafia, el prestigio y la moral, del PSOE, en
cualquiera de las acepciones de la palabra moral, está por los suelos
Quizá por ello y por la pérdida de imagen sufrida por el ya
de por sí desprestigiado Felipe González, los nuevos gestores del PSOE andan
empeñados en buscar en otra figura la autoridad moral de la que hoy por hoy
carece el partido, Y, como tienen difícil encontrarla, no les ha quedado más
remedio que buscarla en su trastero, de donde han sacado a un casi olvidado
José Luis Rodríguez Zapatero, recién regresado de su discreta mediación en
Venezuela, para pasearlo por España con el motivo que sea. Y el motivo no ha
sido otro que una fecha, la de los diez años de la frustrada Ley de
Dependencia, una ley que trajo muchas esperanzas y que incluso llevó a mucha
gente con familiares dependientes a su cargo a tomar decisiones vitales que,
con una escasa dotación presupuestaria, primero, y víctima de lo peor de los
recortes, después se quedó en poco más que una voluntariosa buena intención que
no llegó a pasar del papel. a la realidad.
Hace bien el PSOE en presentar, a pesar de la frustración
que siguió a la ley, en recordar aquella primera legislatura de Zapatero, la
del matrimonio entre ciudadanos del mismo sexo, la de la retirada de Irak de
las tropas enviadas por el siniestro Aznar la del reforzamiento de la
cooperación exterior o la de la también frustrada "Alianza de
Civilizaciones", una legislatura de orientación claramente social, en cuya
orientación, no me cabe duda, tuvo mucho que ver la vicepresidenta Fernández de
la Vega.
Hace bien el PSOE en recordarla, porque aquel al que Guerra
bautizó como Bambi y que llegó a la secretaría general del PSOE por una
carambola del destino, en la que tuvo mucho que ver la inestimable colaboración
del sector "inmobiliario" del partido, con José Luis Balbás a la
cabeza, desde su despacho en el Palacio de La Moncloa, al que llegó también
inesperadamente y gracias a las torpes mentiras de Aznar sobre el 11-M, se
comportó con la inocencia de aquel tierno cervatillo al que los malvados
cazadores dejaron sin madre. Y, pensando en las analogías entre Zapatero y el
dulce protagonista de la cruel película de Disney, no dejar de pensar que esa
inocencia del primer Zapatero corrió el mismo trágico fin que la madre del
tierno Bambi.
De hecho, la segunda legislatura del segundo presidente
socialista de España en estas cuatro décadas de recuperada democracia nada tuvo
que ver con la primera. En ella hubo escándalos, corruptelas a todos los
niveles, malos modos, desprecio a la ciudadanía. Por si fuera poco, cambió a
aquella eficaz e independiente María Teresa Fernández de la Vega, por un
siniestro José Blanco y sentó a la mesa del consejo de ministros u toda una
serie de incompetentes de los que la estrella fue sin duda la inefable Leire
Pajín. Pero, sobre todo, su gente llevó a cabo una política informativa
empeñada en ocultar a la ciudadanía que estábamos ya de hoz y coz en la peor
crisis económica que ninguno de nosotros pueda recordar, una crisis que se
empeñó en no nombar, como Rajoy nunca nombra a Bárcenas, pero que sólo fue
posible con la nada democrática modificación del artículo 135 de nuestra
Constitución, convirtiendo en prioritario, por delante de la justicia social y
por encima del bienestar de los ciudadanos, el pago de la deuda.
Ahora, a los diez años de su prometedora y frustrante ley,
Zapatero se está dejando ver con lo peor del siniestro aparato de su partido y
se entrega en cuerpo y alma a la dudosa causa de Susana Díaz, responsable de la
fratricida y nada democrática defenestración de Pedro Sánchez, en aras de la
salud de esa "gran coalición" formal o solapada que amenaza con
prolongar unos años el sufrimiento de los españoles.
En resumen, mataron a la mamá de Bambi y el cervatillo se
pasó al bando de los cazadores que acabaron con ella.
1 comentario:
Bien visto...
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