lunes, 2 de julio de 2018

ASÍ NO


Reconozco que, a la hora de tomar decisiones, debe ser muy difícil sobreponerse al peso de la propia experiencia, renunciar a lo bueno y lo malo que nos ha pasado, para pensar sólo en el futuro y en toda la sociedad, no sólo en uno mismo o en los tuyos. Es difícil, muy difícil, pero no hay que renunciar a ello, porque no es imposible. Además, se supone que eso, pensar en el bien común, por encima de afinidades o preferencias, debe ser la primera obligación de quien pretenda ponerse al servicio de los demás, sin atajos ni trampas. También, la de pensar que la tele no depende sólo lo que la tele dice de uno, sino lo que ofrece al resto de la ciudadanía
Puedo llegar a entender que Pedro Sánchez se haya sentido perjudicado por el tratamiento recibido por los medios públicos, radios y televisiones, puedo entender que esté entre sus prioridades acabar con una etapa de la radiotelevisión pública que en los últimos años viene siendo nefasta y no sólo para él.
También puedo entender y entiendo que Pablo Iglesias, que tanto debe a la televisión, especialmente en los primeros momentos de su carrera política pública y que mantiene desde hace años en antena su programa, La Tuerka, esté convencido del poder de penetración que, para bien y para mal, tiene ese medio y trate de garantizarse su presencia en él cuando no, eso sería nefasto, el control absoluto del mismo.
Sin embargo, la experiencia de ambos no justifica el traspiés que han estado a punto de dar, si es que no lo han dado ya irremediablemente, a la hora de elegir a quién proponer para la presidencia de la radiotelevisión pública. Entre otras cosas, porque la radio y la televisión que se haga desde el Estado ha de hacerse para todos, para los que comparten tus ideas y para los que no, para los andaluces y para los gallegos, vascos y catalanes, para quienes sólo quieren informarse y para aquellos a los que no les queda otro remedio que pasar gran parte de su tiempo frente a la pantalla de un televisor, para los que gustan de los documentales y los programas culturales o, por qué no, para quienes prefieren creer que exploran corazones ajenos.
No cabe duda de que la radio y la televisión públicas, especialmente esta última, son por su capacidad de penetración en todo el territorio y su control, son un bocado muy apetecible para cualquiera, pero ello no debe hacer olvidar la universalidad de sus objetivos y garantizar que la pluralidad, no sólo la ideológica, sea el principal objetivo de cualquier gobierno, paro la tentación de enredar en las tripas del juguete, ay amigos, es demasiado fuerte.
En este caso, a Podemos le pudieron las prisas por sacar algo en limpio a cambio del apoyo dado a Sánchez en la moción de censura, un apoyo incondicional, dijeron y qué iban a decir, que, antes o después, de un modo o de otro tratarán de rentabilizar. En su primer y fatal acuerdo con los socialistas eligieron más con las tripas que con el cerebro y apostaron por Andrés Gil, redactor jefe de Política de eldiario.es, un magnífico periodista que, sin embargo, ni pertenece a la plantilla de RTVE ni tiene experiencia en la gestión, alguien que, salvadas las distancias, estaría al otro lado del péndulo que el nefasto José Antonio Sánchez 
Por eso fue tan significativo y determinante para su renuncia el rechazo manifestado por los propios trabajadores de RTVE, cansados de las interferencias del poder en su trabajo, se quejaron de ellas en el parlamento español y en el europeo y llevan semanas vistiéndose de negro para salir en pantalla los viernes como denuncia silenciosa ante su audiencia. Por eso, André Gil ha renunciado a tan polémico "honor" y, a todo correr, contra el reloj, los negociadores del PSOE y Podemos han optado por, esta vez sí, un profesional "de la casa", el director de Radio 3, la más vanguardista, incluso con el PP, de las radios españolas, con un gran recorrido en ella y, además o, sobre todo, con experiencia en gestión.
No sé cómo acabará esta historia. Ni sé si la gestión del nuevo candidato estará más cerca de la que hizo Luis Fernández, ejemplo de pluralidad durante la etapa Zapatero. Lo que sí sé es que así, como pretendieron hacerlo Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no hubiésemos ido a ninguna parte, entre otras cosas, porque el nombramiento debería ser para todos los que seguimos y pagamos la radiotelevisión pública, no un asunto de dos, en todo caso de cuatro, de los que dos no fueron invitados a la mesa.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Bien escrito ...

Saludos
Mark de Zabaleta