Contemplo la foto de EFE, tomada durante una
manifestación en mi añorada Avenida da Liberdade y me llena los ojos esa enorme
pancarta, de lado a lado del bulevar, en la que se lee blanco sobre
negro y en firme y hermosos portugués "El gobierno fuera de la ley".
Y es que, lo que aquí es una terrible sospecha, allí, gracias al recurso
que, contra las medidas de austeridad impuestas por el conservador y
ultraliberal Passos Coelho, presentaron y ganaron ante el Tribunal
Constitucional el presidente de la República y el Defensor del Pueblo, hoy es
una terrible evidencia, porque, tal y como ha dejado claro el tribunal, en
su loca obediencia a Bruselas, el gobierno se puso fuera de la ley.
Fuera de la ley y enfrente de los ciudadanos por cuyo
bienestar debería velar. Por el contrario, cada vez estamos más acostumbrados,
que no resignados, a que los gobiernos tomen sus decisiones en beneficio de
unos pocos, a que los verdaderos culpables de lo que está sucediendo se lleven
la parte del león del esfuerzo de todos, mientras los sacrificios recaen
siempre en los mismos, los más débiles y desprotegidos. Estamos acostumbrados,
aunque no resignados a que nada se haga que pueda alterar el sueño de la banca,
el dragón que se ha comido nuestras cosechas.
De ser cierto lo publicado por ABC, y no tiene por qué no
serlo, Jesús Posada, cuya mujer y cuñados movieron decenas de millones de
pesetas en negro, mediante "artefactos" de ingeniería financiera, no
fue el único en amonestar y dar la bronca en el pleno del Congreso, durante el
desalojo de quienes protestaban contra la solución dada por De Guindos a la
estafa de las preferentes. Al parecer, también Manuel Chaves, ex tantas
cosas, abroncó al diputado Odón Elorza mientras éste aplaudía a quienes
eran desalojados, preguntándole -según ABC- si no sabía en qué partido estaba.
Me imagino a la O de obrero que aún conservan las siglas del PSOE, muerta
de vergüenza e incredulidad.
Debe ser porque Chaves, que llegó a presidir el partido, no
quiere ponerse fuera de la ley ni de los reglamentos, creo que son
demasiados los diputados que se sientan en el escaño como lo haría un
oficinista en su escritorio, pendientes de las instrucciones de su jefe y poco
más. Si no, cómo se explica que se haya cometido y se cometa tanta iniquidad.
Cómo se justifica que el gobernador del Banco de España durante los últimos
años de Zapatero, los del estallido de la burbuja, los del vil corralito de las
preferentes, no fuese capaz de olerse la tostada, mientras vivía obsesionado
con lo mucho que ganaban los obreros. Seguro que Chaves nunca le regañó por no
saber en qué partido estaba.
Han tenido que pasar dos años largos y terribles, dos
años de paro, recortes, pensiones devaluadas, salarios a la baja, desahucios y
embargos, dos años de cierres de industrias y comercios, dos años sin crédito y
de subida de impuestos, no a los ricos, no, a todos, para que Rajoy y De
Guindos se hayan caído del ídem y reclamen ahora otra política más allá de la
austeridad pura y dura, también cruel, y cómo, a Europa, para, en resumen,
cumplir con el único deber de los gobernantes que no debiera ser otro que
proteger a quienes gobierna y procurar la felicidad de los
ciudadanos.
Uno podría pensar que, después de todo este tiempo, el
gobierno esta resituándose dentro de la ley, que ha tomado conciencia de la
situación y de cuáles son las soluciones. No os hagáis ilusiones, este gobierno
no da puntada sin hilo y mucho me temo que lo único que está haciendo es colocar
su barca para el cambio de oleaje que espera que genere Alemania tras
las elecciones que cada vez están más cerca. No dudéis que lo que sólo será un
cambio de estrategia de Alemania, con o sin Merkel, Rajoy y los suyos lo
atribuyan a sus "presiones", del mismo modo que, en Madrid,
atribuyen el alto nivel agua embalsada en los pantanos a su buena gestión y no
a toda el agua caída en el último mes y medio.
Ojalá las decisiones que tome en España su Tribunal Constitucional devuelvan al cauce de la ley tantas y tantas decisiones que este gobierno ha dejado fuera. No sé si hay muchos motivos para confiar en la justicia española, quiero pensar que sí, pese a algunos feos movimientos de la Fiscalía y la Abogacía del Estado en torno a la situación procesal de la infanta Cristina. Quiero pensar que sí, sobre todo porque si algo necesitamos ahora es mucha esperanza y mucha fe, si no en todas, en algunas instituciones.
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